Lucas 6:17-49. El Sermón Del Monte. (17-19) sana a los enfermos, (20-26) y, frente a la multitud, presenta a sus discípulos bienaventuranzas y maldiciones, (27-45) enseña cómo debemos amar a nuestros enemigos, (46-49) y cómo unir la obediencia -las buenas obras- con la recepción de la Palabra, para que en el día de la prueba final no caigamos como la casa edificada sobre la arena, sin fundamento.
17 Y descendió con ellos, y se detuvo en un lugar llano, en compañía de sus discípulos y de una gran multitud de gente de toda Judea, de Jerusalén y de la costa de Tiro y de Sidón, que había venido para oírle, y para ser sanados de sus enfermedades; 18 y los que habían sido atormentados de espíritus inmundos eran sanados. 19 Y toda la gente procuraba tocarle, porque poder salía de él y sanaba a todos.
20 Y alzando los ojos hacia sus discípulos, decía: Bienaventurados vosotros los pobres, porque vuestro es el reino de Dios. 21 Bienaventurados los que ahora tenéis hambre, porque seréis saciados. Bienaventurados los que ahora lloráis, porque reiréis. 22 Bienaventurados seréis cuando los hombres os aborrezcan, y cuando os aparten de sí, y os vituperen, y desechen vuestro nombre como malo, por causa del Hijo del Hombre. 23 Gozaos en aquel día, y alegraos, porque he aquí vuestro galardón es grande en los cielos; porque así hacían sus padres con los profetas.
24 Mas ¡ay de vosotros, ricos! porque ya tenéis vuestro consuelo. 25 ¡Ay de vosotros, los que ahora estáis saciados! porque tendréis hambre. ¡Ay de vosotros, los que ahora reís! porque lamentaréis y lloraréis. 26 ¡Ay de vosotros, cuando todos los hombres hablen bien de vosotros! porque así hacían sus padres con los falsos profetas.
27 Pero a vosotros los que oís, os digo: Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os aborrecen; 28 bendecid a los que os maldicen, y orad por los que os calumnian. 29 Al que te hiera en una mejilla, preséntale también la otra; y al que te quite la capa, ni aun la túnica le niegues.
30 A cualquiera que te pida, dale; y al que tome lo que es tuyo, no pidas que te lo devuelva. 31 Y como queréis que hagan los hombres con vosotros, así también haced vosotros con ellos. 32 Porque si amáis a los que os aman, ¿Qué mérito tenéis? Porque también los pecadores aman a los que los aman. 33 Y si hacéis bien a los que os hacen bien, ¿Qué mérito tenéis? Porque también los pecadores hacen lo mismo. 34 Y si prestáis a aquellos de quienes esperáis recibir, ¿Qué mérito tenéis? Porque también los pecadores prestan a los pecadores, para recibir otro tanto.
35 Amad, pues, a vuestros enemigos, y haced bien, y prestad, no esperando de ello nada; y será vuestro galardón grande, y seréis hijos del Altísimo; porque él es benigno para con los ingratos y malos. 36 Sed, pues, misericordiosos, como también vuestro Padre es misericordioso. 37 No juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados.
38 Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir. 39 Y les decía una parábola: ¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán ambos en el hoyo?
40 El discípulo no es superior a su maestro; mas todo el que fuere perfeccionado, será como su maestro. 41 ¿Por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo? 42 ¿O cómo puedes decir a tu hermano: Hermano, déjame sacar la paja que está en tu ojo, no mirando tú la viga que está en el ojo tuyo? Hipócrita, saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja que está en el ojo de tu hermano.
43 No es buen árbol el que da malos frutos, ni árbol malo el que da buen fruto. 44 Porque cada árbol se conoce por su fruto; pues no se cosechan higos de los espinos, ni de las zarzas se vendimian uvas. 45 El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca.
46 ¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo? 47 Todo aquel que viene a mí, y oye mis palabras y las hace, os indicaré a quién es semejante.
48 Semejante es al hombre que al edificar una casa, cavó y ahondó y puso el fundamento sobre la roca; y cuando vino una inundación, el río dio con ímpetu contra aquella casa, pero no la pudo mover, porque estaba fundada sobre la roca. 49 Mas el que oyó y no hizo, semejante es al hombre que edificó su casa sobre tierra, sin fundamento; contra la cual el río dio con ímpetu, y luego cayó, y fue grande la ruina de aquella casa. (Lucas 6).
EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO 1-28.
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EVANGELIO SEGÚN SAN MARCOS 1-16
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17. Y descendió. [Sermón del Monte, Luc. 6:17-49 = Mat. 5:1 a 8:1. Comentario principal: Mateo.] Bajó del monte donde había pasado la noche en oración antes de elegir y ordenar a los doce (ver com. Mar. 3:13).
Un lugar llano. Ver DTG 265; com. Mat. 5:1.
19. Procuraba tocarle. Ver com. Mar. 3:10.
Poder. Gr. dúnamis, "poder" (ver com. cap. 1: 35). Las formas verbales "salía" y "sanaba", que corresponden exactamente con el texto griego, indican que el "poder" divino salía continuamente de Jesús. El poder divino irradiaba de Jesús siempre que fuera necesario. "El mismo aire estaba como electrizado de poder espiritual" (A. T. Robertson, Word Pictures in the New Testament, t. 2, p. 86). Este mismo poder está hoy al alcance de los representantes de Cristo.
20. Alzando los ojos. Ver com. Mat. 5:2. Bienaventurados. Lucas registra cuatro de las ocho bienaventuranzas dadas por Mateo. Para establecer la comparación de las dos series de bienaventuranzas, ver com. Mat. 5:3. Lucas presenta con las cuatro bienaventuranzas cuatro ayes (Luc. 6:24-26).
Vosotros los pobres. Lucas parece darle a las bienaventuranzas una aplicación más literal o material que Mateo (ver com. Mat. 5:3). Esta interpretación literal se hace aún más evidente en los ayes que registra (ver com. Luc. 6:24). Sin embargo, este relato breve y literal de las bienaventuranzas debería leerse a la luz de la exposición más completa y detallada del Sermón del Monte tal como lo registra Mateo. El agudo contraste entre la pobreza, el hambre y la persecución que se sufren "ahora" y la bienaventuranza futura (vers. 21, etc.), a primera vista podría parecer que le da un sesgo materialista a las palabras de Cristo. Pero dentro del contexto de todo el Sermón del Monte (ver com. Mat. 5:2), es claro que no es así. Cristo sencillamente hace notar el contraste entre la situación actual de quienes buscan el reino y su condición después de entrar en el reino.
22. Os aparten de sí. Posiblemente sea una referencia a la exclusión de la sinagoga (Juan 9:22,34; 12:42; 16:2). En el Talmud se describen con muchos detalles las razones por las cuales se excluía a una persona de la sinagoga y la manera en que se llevaba a cabo esa excomunión (Mo'ed Qatan 15a, 16a, 16b, 17a). Las proscripciones iban desde un mínimo de treinta días hasta la excomunión permanente. El que había sido excomulgado debía andar como si hubiera estado de duelo, y la demás gente no debía acercarse a menos de cuatro codos (1,80 m) de él. Se trataba de un castigo social y religioso. Si bien los documentos que describen estos castigos son posteriores a la época de Jesús, es posible que reflejen costumbres conocidas ya en el siglo I d. C.
Desechen vuestro nombre. Es decir, lo desprecien. Se refiere a la circulación de informes falsos y maliciosos (1 Ped. 4:14).
Hijo del Hombre. Ver com. Mar. 2:10.
24. ¡Ay de vosotros! El contraste entre la bendición y el ay parece haber sido característico de la literatura judía. Es probable que se originara con las bendiciones y las maldiciones de Deuteronomio (cap. 27 y 28). Compárese también con los ayes pronunciados por Cristo sobre los escribas y fariseos (Mat. 23).
Ricos. La poca importancia que Jesús le daba a las cosas materiales de la vida (ver com. Mat. 5:3) le hacía perder el afecto de la clase social que consideraba que la riqueza y el prestigio eran los principales propósitos de la vida (Mat. 6:1-6; etc.), aunque el Salvador procuraba presentar la salvación a todas las clases sociales, tanto ricos como pobres. Fueron relativamente pocos los ricos que se hicieron amigos de Jesús, entre éstos son notables excepciones Nicodemo y José de Arimatea. Jesús procuraba persuadir a los hombres a que acumularan tesoros en el cielo y no en la tierra (Mat. 6: 33-34; Luc. 12:13-33), para que su corazón pudiera estar más estrechamente ligado al cielo. Las riquezas resultaron ser en demasiados casos, para quienes las poseían, una barrera insuperable para entrar en el cielo (Mar. 10:23, 25; Luc. 18:24-25).
Tenéis. Gr. apéjÇ, "recibir", "tener". Como lo ilustran los papiros, en un contexto como éste, este término puede indicar la cancelación de una cuenta.
Consuelo. Gr. parákl'sis, "consuelo". Aquí se refiere a la felicidad o al bienestar que se tiene cuando las cosas andan bien (ver com. Mat. 5:4).
25. Saciados. Los que se han saciado de las buenas cosas de esta vida (cf. cap. 16:19-31).
26. Hablen bien de vosotros. Esto es todo lo contrario de "os vituperaren" (vers. 22). Aquí aparece otra de las paradojas que pone de manifiesto la gran diferencia entre el cristianismo y el mundo, entre sus ideales y los ideales del mundo. Los hombres suelen hablar bien de quienes poseen riquezas o poder y pueden responder a las lisonjas en tal forma que beneficien al lisonjero.
Así hacían sus padres. Compárese con el duro trato que sus antepasados habían dado a los profetas del Señor (vers. 23).
27. Os digo. Ver com. Mat. 5:22.
Amad a vuestros enemigos. Ver com. Mat. 5:43-44.
28. Bendecid a los que os maldicen. Ver com. Mat. 5:43.
Os calumnian. "Os maltratan" (BJ). Ver com. Mat. 5:43-44.
29. Al que te hiera. Ver com. Mat. 5:39.
30. A cualquiera que te pida, dale. Los cuatro verbos principales de este versículo están en tiempo presente, que en el griego no se aplica a acciones que se hacen sólo una vez, sino a lo que se hace en forma repetida o habitual. Por lo tanto, aquí se habla de "dar" continuamente, idea que concuerda perfectamente con el tenor del Sermón del Monte. La instrucción de dar "a cualquiera que te pida" no quiere decir que el cristiano deba dar todo lo que se le pida indiscriminadamente o sin tener en cuenta la necesidad. En armonía con la forma verbal y la sustancia del Sermón del Monte, Cristo quiso decir que deberíamos dar en forma habitual. El cristiano debe tener un propósito generoso que esté listo a dar y feliz de hacerlo, según la necesidad que involucro el pedido y su propia capacidad para hacer frente a esa necesidad (ver com. Mat. 5:42). El cristiano responderá favorablemente, por lo general, a los pedidos de ayuda que se le hagan. No dará de mala gana ni se negará a hacerlo, como lo hacen los de duro corazón. Estará dispuesto a cooperar con otros y no a oponerse a ellos.
31. Como queréis. Ver com. Mat. 7:12.
32. Amáis a los que os aman. Ver com. Mat 5:43-47.
Pecadores. Para la mentalidad judía, "pecador" era el que no conocía la ley, o la conocía pero no la guardaba. Por lo tanto, todos los gentiles eran pecadores, y también los judíos recaudadores de impuestos, las rameras, etc.
33. Hacéis bien. Ver com. Mat. 5:44-46.
34. Si prestáis. Mateo no registra este pasaje acerca de los préstamos. El préstamo del cual se habla aquí es el de una transacción comercial en la cual se da dinero a interés.
Recibir otro tanto. Es decir, recibir de vuelta el capital y junto con él, por supuesto, el interés estipulado.
35. Amad, pues, a vuestros enemigos. Ver com. Mat. 5:44-46.
No esperando. Gr. apelpízÇ, palabra que sólo aparece aquí en el NT. En la literatura griega clásica siempre significa "desesperarse", o "perder la esperanza". Sin embargo, dentro de este contexto, parece que requiere una traducción similar a la de la RVR y la BJ ("sin esperar nada"). La crítica textual se inclina (cf. p. 147) por el texto "no desesperando de nada" o "no desesperando de nadie". "Nada" aparece en más MSS que "nadie".
El texto de la RVR y el de la BJ parecen basarse más en la traducción de la Vulgata: "no esperando de ello nada", más que en el griego mismo. Basándose en la Vulgata, la Iglesia Católica prohibió durante siglos el préstamo de dinero a interés, y como resultado los judíos se convirtieron en los grandes prestamistas y banqueros de Europa. Con referencia a los principios bíblicos que rigen el préstamo de dinero a interés, ver com. Exo. 22:25.
El contexto de Luc. 6: 30-35 indica claramente que Cristo no se refiere al interés en los préstamos, sino al gran principio de que los cristianos deberían dar a otros (vers. 30), tratar a otros en forma equitativa (vers. 31), hacer el bien a otros (vers. 31, 35), y amar a otros (vers. 32), sin calcular previamente la probabilidad de recibir de nuevo lo que se dio o aun más de lo que se dio.
Los cristianos deben ayudar hasta en casos aparentemente desesperados (en la literatura griega se emplea el verbo apelpízÇ al referirse a un médico que desespera ante un caso sin esperanza y sin solución). La ayuda debe basarse en la necesidad, no en la perspectiva de obtener provecho invirtiendo en buenas obras. El cristiano nunca debe cansarse de hacer el bien (Gál. 6:9), ni tampoco debería sentir que su trabajo ha sido "en vano" (1 Cor. 15:58).
Vuestro galardón. Cristo destacó que habrá galardones para el que viva rectamente, no primariamente como incentivos -aunque, bien entendidos, son realmente incentivos-, sino para demostrar que aunque los hombres no aprecien los elevados principios que impulsan a los ciudadanos del reino celestial, con todo Dios conoce y aprecia. El finalmente acabará con el reinado del pecado y restablecerá los asuntos de este mundo en armonía con los mismos principios por los cuales sus "hijos" padecen injusticias en este mundo actual. El más elevado motivo de un cristiano no es vivir la vida mejor para ganar ciertos galardones, aunque éstos puedan tener su lugar adecuado, sino vivir la vida mejor por el hecho de que es intrínsecamente una vida mejor. El cristiano encuentra la satisfacción esencial al vivir en armonía con los grandes y eternos principios del reino de los cielos.
Hijos. El parecido moral que tienen con Dios prueba que son sus hijos. Lo son porque piensan, hablan y viven en armonía con los principios divinos (ver com. Mat. 5:45).
Altísimo. Gr. hupsistós, "altísimo". "Hijos del Altísimo" corresponde, según Lucas, con "hijos de vuestro Padre que está en los cielos" (Mat. 5:45). El equivalente hebreo de hupsistós es 'elyon (ver com. Gén. 14:18; Núm. 24:16).
Los ingratos. Cristo no se preocupa tanto porque estas personas no aprecian las bondades que les manifiestan los ciudadanos del reino de los cielos, sino por la actitud básica de los desagradecidos. A pesar de todo, Dios es todavía bondadoso con ellos, y los hijos de Dios en la tierra -los que se parecen a su Padre celestial en carácter moral- harán lo mismo (ver com. Juan 8:44).
Malos. En griego un artículo sirve para dos adjetivos, lo cual indica que los ingratos y malos son un solo grupo y no dos. Las bondades que Dios extiende se basan en su propia bondad como dador, y no en la bondad de los que reciben. Algunas veces ocurre que el favor que se le extiende al más indigno y falto de aprecio despierta en él el deseo de escapar de las cadenas del pecado y lo impulsa a permitir que Dios transforme su carácter.
36. Misericordiosos. O "compasivos". El grado de mérito que el prójimo pueda tener o dejar de tener, de ninguna manera debe determinar la actitud y las acciones del cristiano para con él. La fuerza motriz de esta clase de vida está en que el cristiano es hijo de Dios por medio de Cristo, cuyo amor le "constriñe" o controla (2Cor. 5:14).
37. No juzguéis. Ver com. Mat. 7:1-2
Perdonados. Ver com. Mat. 6:14-15.
38. Regazo. Gr. kólpos, "seno", "pecho", "regazo", o también el pliego del manto que se ajustaba con el cinto y se empleaba como bolsillo (Exo. 4:6; Sal. 79:12; Prov. 6:27; ver com. Sal. 65:6). Con la misma medida. Ver com. Mat. 7:2.
39. Les decía una parábola. Suele considerarse que aquí comienza la segunda parte del Sermón del Monte tal como lo registra Lucas. Dieciséis de las ilustraciones empleadas en este sermón, como lo registran Mateo y Lucas, pueden clasificarse como parábolas, aunque sólo la que se da aquí lleva esa designación.
LAS PARÁBOLAS Y SU INTERPRETACIÓN. La palabra "parábola" deriva del Gr. parabol': :uxtaposición", "comparación", "ilustración", "parábola", "proverbio"; de un verbo que significa "poner una cosa al lado de otra [para comparar]", "situar al lado de". El vocablo Gr. pa'rabol' y su equivalente hebreo (t. III, p. 957) tienen un significado más amplio que la palabra "parábola"; sin embargo, las parábolas que se presentan como tales en este Comentario son las que con propiedad caven dentro de los límites más estrictos de la palabra parábola. De acuerdo con la definición expuesta, la parábola es una narración cuyo principal propósito es enseñar una verdad; pero literariamente hablando es una alegoría o sucesión de metáforas. Muchas de las parábolas de Cristo fueron tan breves que pueden considerarse como metáforas o proverbios.
UNA PARÁBOLA ES EN LOS EVANGELIOS UNA NARRACIÓN "colocada al lado de" cierta verdad espiritual con el fin de hacer una "comparación". Las parábolas de nuestro Señor se basaban, por lo general, en hechos comunes de la vida diaria familiar de sus oyentes, y con frecuencia se trataba de hechos específicos que acababan de ocurrir (ver DTG 462) o de algo que los oyentes podían ver en ese momento (PVGM 16; cf. DMJ 34-35). La narración era simple y breve, y por lo general su conclusión era tan obvia que no admitía confusiones (Mat. 21: 40-41); y se colocaba paralelamente la verdad espiritual con el propósito de ilustrar a ésta. La parábola se convertía así en un puente por el cual los oyentes podían ser conducidos hacia la comprensión y apreciación de esa verdad. La narración comenzaba al nivel de los oyentes, y Jesús dirigía los pensamientos hacia donde él quería valiéndose de un miedo agradable y familiar. Era una ventana a través de la cual el alma podía contemplar perspectivas de una verdad celestial.
POR MEDIO DE PARÁBOLAS JESÚS (1) despertaba el interés, la atención y las preguntas; (2) enseñaba verdades desagradables sin despertar prejuicios; (3) eludía a los espías que lo perseguían implacablemente; (4) creaba en la mente de sus oyentes impresiones duraderas que se renovarían e intensificarían cuando vieran nuevamente las escenas presentadas en la parábola o pensaran en ellas; (5) convertía la naturaleza en un instrumento para conocer a Dios. Las parábolas revelaban la verdad a los que querían recibirla, y, a veces, la ocultaba a otros.
AL ESTUDIAR LAS PARÁBOLAS DE JESÚS ES IMPORTANTÍSIMO SEGUIR PRINCIPIOS CORRECTOS DE INTERPRETACIÓN. Esos Principios Pueden Resumirse Brevemente Así: 1. Una parábola es un espejo por el cual se puede ver la verdad; pero no es la verdad misma.
2. El contexto en que se presenta una parábola -lugar, circunstancias, personas a las que se dirigió la parábola y el problema que se trataba- debe tomarse en cuenta y convertirse en la clave para su interpretación.
3. La introducción y conclusión de Cristo a la parábola aclaran generalmente su propósito fundamental.
4. Cada parábola ilustra un aspecto básico de una verdad espiritual (ver la lista de los principios que ilustran las diversas parábolas de nuestro Señor, pp. 195-197). Los detalles de una parábola sólo son significativos cuando contribuyen a aclarar ese punto especial de verdad.
5. Antes de que se pueda entender el significado espiritual de la parábola, es necesario tener una clara perspectiva de la situación descrita en la parábola: costumbres orientales y modalidades de pensamiento y expresión. Las parábolas son cuadros verbales vívidos que deben verse para que puedan ser entendidos.
6. Es un hecho fundamental que una parábola tiene el propósito de ilustrar la verdad, y generalmente una verdad particular; por lo tanto, no se debe basar ninguna doctrina en los detalles incidentales de una parábola.
7. La parábola se debe interpretar, sea en conjunto o sea en parte, teniendo en cuenta la verdad que tiene el propósito de enseñar, tal como se presenta en lenguaje literal en el contexto inmediato y en otras partes de las Escrituras.
La siguiente lista de parábolas se ha preparado teniendo en cuenta la definición presentada en la p. 193. Están agrupadas por temas, de acuerdo con la verdad principal que Cristo quiso ilustrar con cada una de ellas. La referencia bíblica principal de cada parábola señala dónde aparece la mayor explicación de la parábola en este Comentario. Las referencias paralelas que se dan en "Principios ilustrados" indican otra u otras parábolas que enseñan la misma verdad o verdades relacionadas con dicha parábola; y las referencias que aparecen al final de cada grupo de parábolas indican otra u otras parábolas que contienen lecciones secundarias apropiadas para el grupo respectivo. El "Número en la Armonía" (pp. 186-191), dirige a otras fuentes de información relacionadas con las parábolas. La columna "Principios ilustrados" proporciona, además, un breve análisis de la enseñanza o enseñanzas básicas de cada parábola. En las pp. 206-211 se presenta el orden cronológico de las parábolas.
¿Puede un ciego guiar? La forma de la pregunta en griego indica que se espera una respuesta negativa. El ciego no puede ser guía de otro ciego.
¿No caerán ambos? La forma de la pregunta griega indica que se espera una respuesta positiva. Ocurrirá, sin duda, alguna desventura.
40. El discípulo. Es decir, el alumno no es superior al maestro. Esto es similar al dicho que afirma que una corriente de agua no se eleva por encima del nivel de la fuente. Un proverbio chino dice que el estudiante no puede aventajar a su maestro. El contexto del vers. 39 sugiere que el maestro corresponde con el ciego que quiere guiar o enseñar a otro ciego, y el discípulo corresponde con el que es guiado. La moraleja es sencilla: quienes pretenden enseñar a otros, deben tener una clara percepción de los temas que se proponen enseñar. Si no lo hacen, alcanzarán, en el mejor de los casos, sólo un bajísimo nivel.
Esta parábola ilustra la misma lección presentada en la metáfora de los vers. 41-42: una persona que trata de sacar la paja o astilla del ojo de su hermano, cuando tiene una viga en su propio ojo. Es necesario ver con claridad antes de que se pueda ayudar a otros.
Perfeccionado. Gr. katartízÇ, "preparar", "educar", "completar", "perfeccionar". La BJ traduce: "El que esté bien formado". El verbo griego también se emplea como un término médico para describir la acción de reducir un hueso roto.
Será como su maestro. Es decir, no será mejor que su maestro (cf. vers. 39).
41. Paja. Ver com. Mat. 7:3.
Echas de ver. Del verbo griego katanoéÇ, "fijar la mente en", o sea "considerar con atención", "observar", "comprender".
42. Déjame sacar. Ver com. Mat. 7:4. El que tiene la viga en el ojo habla con estudiada cortesía al que tiene la paja en el ojo, como si ofreciera hacerle un favor. Pretende ser "hermano" de esa persona, pero en realidad es un "hipócrita". Hipócrita. Ver com. Mat. 7:5.
44. Se conoce. Ver com. Mat. 7:16.
45. El hombre bueno. Ver com. Mat. 7:12,16.
46. Señor, Señor. Ver com. Mat. 7:21-22.
47. Todo aquel que viene a mí. Es decir, todo el que quisiera ser discípulo de Jesús, así como los doce que habían sido escogidos ese mismo día, y en ese momento estaban sentados junto a Cristo (ver com. Mat. 5:1).
48. Al edificar una casa. Ver com. Mat. 7:24-25.
No la pudo mover. Es decir, no fue suficientemente fuerte como para sacudirla o moverla. Fundada sobre la roca. La evidencia textual (cf. p. 147) favorece el texto "bien edificada" (BJ).
49. Oyó y no hizo. Ver com. Mat. 7:26.
Cayó. Mejor "se desplomó" (BJ). Ver com. Mat. 7:27. (5CBA).
COMENTARIOS DE EGW
"EL SERMÓN DEL MONTE"
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EL SERMÓN DEL MONTE (01) “INTRODUCCIÓN
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