Lucas 6:1-16. Ministerio En Capernaúm Y Alrededores. Vers. (1-12) Por medio de las Escrituras, de la razón y de un milagro, Cristo reprocha a los fariseos su ceguedad en cuanto a la observancia del sábado. (13-16) Escoge a los doce apóstoles.
1 ACONTECIO en un día de reposo,* que pasando Jesús por los sembrados, sus discípulos arrancaban espigas y comían, restregándolas con las manos. 2 Y algunos de los fariseos les dijeron: ¿Por qué hacéis lo que no es lícito hacer en los días de reposo?* 3 Respondiendo Jesús, les dijo: ¿Ni aun esto habéis leído, lo que hizo David cuando tuvo hambre él, y los que con él estaban; 4 cómo entró en la casa de Dios, y tomó los panes de la proposición, de los cuales no es lícito comer sino sólo a los sacerdotes, y comió, y dio también a los que estaban con él? 5 Y les decía: El Hijo del Hombre es Señor aun del día de reposo.*
6 Aconteció también en otro día de reposo,* que él entró en la sinagoga y enseñaba; y estaba allí un hombre que tenía seca la mano derecha. 7 Y le acechaban los escribas y los fariseos, para ver si en el día de reposo* lo sanaría, a fin de hallar de qué acusarle. 8 Mas él conocía los pensamientos de ellos; y dijo al hombre que tenía la mano seca: Levántate, y ponte en medio. Y él, levantándose, se puso en pie. 9 Entonces Jesús les dijo: Os preguntaré una cosa: ¿Es lícito en día de reposo* hacer bien, o hacer mal? ¿salvar la vida, o quitarla? 10 Y mirándolos a todos alrededor, dijo al hombre: Extiende tu mano. Y él lo hizo así, y su mano fue restaurada. 11 Y ellos se llenaron de furor, y hablaban entre sí qué podrían hacer contra Jesús.
12 En aquellos días él fue al monte a orar, y pasó la noche orando a Dios. 13 Y cuando era de día, llamó a sus discípulos, y escogió a doce de ellos, a los cuales también llamó apóstoles: 14 a Simón, a quien también llamó Pedro, a Andrés su hermano, Jacobo y Juan, Felipe y Bartolomé, 15 Mateo, Tomás, Jacobo hijo de Alfeo, Simón llamado Zelote, 16 Judas hermano de Jacobo, y Judas Iscariote, que llegó a ser el traidor. (Lucas 6).
EVANGELIO SEGÚN SAN
MATEO 1-28.
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EVANGELIO SEGÚN SAN
MARCOS 1-16
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1. En un día de reposo. [Los discípulos recogen espigas en el día de reposo, Luc. 6:1-5 = Mat. 12:1-8 = Mar. 2:23-28. Comentario principal: Marcos.] La RVA dice: "en un sábado segundo del primero". Esta expresión aparece en muchos manuscritos antiguos como sabbaton deuteróprÇton, que literalmente significa "un sábado segundo-primero". No se puede saber qué significaba esta expresión, pues no es del todo lógica ni tampoco aparece en ningún otro pasaje, ni bíblico ni secular. Algunos han conjeturado que podría ser el segundo sábado después de la pascua; otros, que era el primer sábado del segundo año de una serie de siete años; otros sugieren que se trataría de una simple distinción de los otros sábados mencionados en el cap. 4:16, 31. Ninguna de estas explicaciones tiene gran valor, por lo tanto, debe admitirse que no se sabe lo que es un sábado "segundo-primero". Por otra parte, la evidencia textual se inclina (cf. p. 147) por la variante corta: "en un sábado", tal como está en la RVR.
5. Y les decía. El Códice de Beza (siglo V-VI) coloca el vers. 5 inmediatamente después del vers. 10, y en su lugar coloca un curioso versículo que carece de apoyo textual: "El mismo día, viendo trabajar a uno en día de sábado, le dijo: 'Amigo, si sabes lo que haces, eres dichoso; pero si no lo sabes, eres maldito y transgresor de la Ley' ". Esta interpolación, aunque interesante, no tiene valor alguno para la exégesis bíblica. Parece que fue redactada para darle una base bíblica a la observancia del domingo.
6. En otro día de reposo. [El hombre de la mano seca, Luc. 6:6-11 = Mat. 12:9-14 = Mar 3:1-6. Comentario principal: Marcos y Lucas. Ver mapa p. 208; con referencia a milagros, pp. 198-203.] Las Escrituras no dan ningún indicio para situar cronológicamente el episodio relatado en los vers. 6-11. Si se coteja sólo con Mat. 12:9, podría concluirse que la curación de la mano seca ocurrió el mismo día del acontecimiento en el sembrado de trigo; pero Lucas aclara que sucedió "en otro día de reposo". Además, Jesús y sus discípulos volvían a casa, después del culto en la sinagoga, cuando pasaron por el sembrado (DTG 251), mientras que en esta ocasión estaban en la sinagoga (Mat. 12:9).
Parece que en los tres Evangelios sinópticos se han agrupado ciertos pasajes de conflictos entre Jesús y los dirigentes judíos teniendo en cuenta el tema y no el orden cronológico, para destacar la creciente oposición de los escribas y de los fariseos hacia Jesús y su obra. Ver pp. 181-182, 268.
Enseñaba. Lucas es el único que registra que Cristo presentó lo que hoy llamaríamos el sermón (ver com. cap. 4:16-17, 20-21).
Mano derecha. Sólo Lucas, con el ojo profesional del médico, anota este detalle. No se sabe si sólo la mano estaba paralizada o atrofiada, o si lo estaban la mano y el antebrazo. La palabra griega que se traduce "mano" puede también incluir el antebrazo, y así la usaban los autores griegos. Este fue el quinto encuentro que se registra entre Jesús y los fariseos después del comienzo de su ministerio en Galilea (ver com. Mar. 2:24).
7. Acechaban. Los que observaban a Jesús tan cuidadosamente quizá habían venido con ese propósito específico. Los espías siguieron muy de cerca a Cristo en todo el resto de su ministerio en Galilea.
Los escribas y los fariseos. Con referencia a estos grupos, ver pp. 53-54, 57. Es probable que en cualquier sinagoga grande y en cualquier sábado, hubiera escribas y fariseos; sin embargo, es probable que por lo menos algunos de los presentes estuvieran allí como espías con el propósito específico de observar a Jesús e informar de todo lo que hacía y decía (ver com. Mar. 2:6).
Si en el día de reposo lo sanaría. Compárese con las curaciones del endemoniado en la sinagoga de Capernaúm (Mar. 1:21-28), la del paralítico en el estanque de Betesda (Juan 5:1-16), la del ciego en el estanque de Siloé (Juan 9:1-7), la de la mujer que había estado enferma durante 18 años (Luc. 13:10-17) y la del hidrópico (cap. 14:1-6). Además de estos milagros hechos públicamente en día sábado, Cristo también sanó a la suegra de Pedro en su casa (Mar. 1: 29-31).
Se registran siete curaciones milagrosas en día sábado, incluyendo la curación del hombre de la mano seca; por lo tanto, de unos 20 casos específicos de curación registrados en los Evangelios, la tercera parte corresponde a milagros hechos en día sábado (com. Juan 5:16).
A fin de hallar. Los escribas y los fariseos estaban decididos a encontrar la manera de poner fin al ministerio de Jesús. Estaban empeñados en acusarlo de algo.
8. El conocía los pensamientos de ellos. Ver com. Mar. 2:8. Como los espías seguían a Jesús, no tenía ninguna dificultad en conocer la tendencia del pensamiento de ellos en relación con cualquier cosa que él pudiera hacer.
Su misma presencia los delataba, y, como si eso no fuera suficiente, la expresión de su rostro los desenmascaraba.
Pero esto no significa, como lo afirman algunos críticos, que Jesús no tenía un poder sobrenatural para leer los pensamientos de los hombres. Hay varios casos en los cuales indudablemente demostró una comprensión sobrenatural del proceso del pensamiento de diversas personas (Juan 8:6-9; 13:21-30; DTG 425, 611).
Levántate, y ponte en medio. El hombre no sólo debía ponerse de pie, sino situarse en otro lugar para que todos los que estuvieran en la sinagoga pudieran verlo fácilmente. Probablemente se paró al fondo, o en un rincón, o quizá cerca de una columna. Por otra parte, Jesús tal vez estaba al frente de la sinagoga en ese momento, y sin duda lo invitó a acercarse al lugar donde él estaba de pie o sentado. Hay un notable contraste entre el candor, la franqueza y la sinceridad de Jesús y los torcidos e intrigantes intentos de los escribas y de los fariseos para espiar lo que él hacía y para ponerle trampas.
9. Os preguntaré. Según el relato de Mateo, parece que los fariseos ya habían hecho la pregunta en cuanto a la autoridad para curar en día sábado (Mat. 12:10).
¿Es lícito? Ver com. Mar. 2:24. Se demostró otra vez que las leyes rabínicas estaban en pugna con las necesidades de la humanidad. Los que afirman hoy que Jesús no dio importancia a la ley de Dios, es decir, que por precepto y por ejemplo se apartó de los requisitos del cuarto mandamiento, se unen a los escribas y a los fariseos y comparten su mismo espíritu. Cuando Jesús concluyó su vida terrenal, afirmó: "he guardado los mandamientos de mi Padre" (Juan 15:10).
Hacer bien, o hacer mal. O sea, beneficiar o perjudicar. Según Mateo, los escribas y los fariseos ya le habían preguntado a Jesús si era lícito sanar en día sábado (Mat. 12:10). Los reglamentos rabínicos distinguían cuidadosamente entre los casos de enfermedad crónica y aquellos en los cuales había peligro inmediato de muerte. Ciertas enfermedades se consideraban más graves que otras, y quienes las padecían podían recibir la ayuda que necesitaban. Se había hecho muy poca provisión para aliviar en sábado el dolor que fuera causado por una enfermedad crónica, o para atender a quienes habían sufrido por largo tiempo, como era el caso del hombre que Jesús estaba por sanar.
Es probable que la ley se interpretara en una forma más o menos liberal, y que las personas que sufrían de muchas otras enfermedades recibieran atención en día sábado. Para mayor información acerca de los preceptos rabínicos para el cuidado de los enfermos en sábado, ver Mishnah Shabbath 14.4; 22.6.
Salvar la vida. Según otra máxima judía, no hacer el bien equivalía a lastimar; descuidar la vida era quitarla. Pero la vida de este hombre no estaba en peligro, y su curación podría postergarse hasta después del sábado. Sin embargo, Jesús afirmó que no podía ser malo hacer el bien en día sábado. Según el punto de vista de Jesús, no aprovechar la oportunidad de aliviar al que sufría equivalía a hacer lo malo. Los escribas y los fariseos estaban pensando en su insignificante regla que sería violada; Jesús estaba dirigiendo su atención al principio fundamental implicado. No salvar una vida sería quitarla; no hacer lo que mejorara la vida, sería disminuirla (Sant. 4: 17). Esta era una ampliación del principio del sexto mandamiento, explicado por Cristo en el Sermón del Monte (ver com. Mat. 5: 21-24), y el sexto mandamiento no contradecía en nada al cuarto. El sábado, dijo Jesús, fue hecho para el hombre (Mar. 2:27); y los actos de misericordia y de necesidad estaban enteramente a tono con sus propósitos.
Los fariseos y escribas tenían intentos homicidas en el corazón. Su acusación era parte de su plan para quitar la vida a Jesús (ver com. Luc. 6:11; cf. Hech. 3:15), y Jesús, sabiendo lo que pensaban, conocía también lo que estaban tramando para destruirlo (Luc. 6:8). Jesús pensaba quizá en esto cuando habló de quitar la vida, y procuró dirigir la atención al hecho de que su maldad hacía que ellos fueran quienes en verdad quebrantaban el sábado.
Mateo añade la importante ilustración mediante la cual Cristo les hizo notar lo que estaban dispuestos a hacer por un animal, pero no en favor de un ser humano (Mat. 12:11-12). Algunos de ellos estaban dispuestos a dejar sufrir a un hombre, pero evitaban el sufrimiento de un animal. Por supuesto, lo hacían para que el dueño del animal no se perjudicara económicamente. Sólo un falso concepto acerca de Dios podría inducir a dictar reglamentos sabáticos que le atribuyen menor valor a la vida humana que a la animal.
10. Mirándolos a todos alrededor. Después de afirmar claramente cuál era el principio fundamental que estaba en juego, Jesús hizo una pausa para dar tiempo a que sus palabras surtieran efecto. Su mirada penetrante recorrió lentamente el público expectante, quizá para reforzar la lección y afirmarla en el corazón tanto de sus amigos como de sus enemigos. Como había ocurrido cuando Jesús limpió el templo, su mirada abrumó a los que estaban allí reunidos con una sensación de pavor, como si hubieran estado ante el tribunal de injusticia divina, en la presencia de Aquel que había hecho el sábado y que había de juzgarlos en el día postrero (DTG 131; cf. 541). Todos los ojos estaban fijos en Jesús y en el hombre que estaba a su lado. El principio en juego había sido claramente enunciado; ahora Jesús estaba a punto de romper el impresionante silencio al actuar en armonía con ese principio.
Extiende tu mano. Jesús pidió al hombre que hiciera lo que hasta ese momento había sido completamente incapaz de hacer, y el hombre lo hizo. Así demostró su fe en el poder de Jesús. Obedeció el mandato de Aquel que también había dispuesto la observancia del sábado, y físicamente quedó sano. La cooperación del esfuerzo humano con el poder divino es esencial para el hombre, tanto en la vida física como en la espiritual. Si no existe esa cooperación, no puede haber salud física ni espiritual.
11. Furor. Gr. ánoia, literalmente "sin razón", de la partícula a, alfa privativa, "sin" y nóus, "mente", "razón". Era una furia irrazonable. Esos hombres estaban fuera de sí. De acuerdo a los fariseos, ésta era, por lo menos, la quinta transgresión de Jesús contra las leyes rabínicas desde el comienzo de su ministerio en Galilea (ver com. Mar. 2:24). Sus enemigos se enfurecieron, su ofuscamiento rayaba en demencia. El mismo espíritu que poseyó al endemoniado (ver Nota Adicional de Mar. 1) estaba endureciendo el corazón de ellos.
Hablaban entre sí. No pudieron contenerse; su ira se desbordó, y comenzaron a discutir qué harían frente a esta situación. Pero estaban frente a un dilema: Jesús había enunciado claramente un principio que ellos no podían negar, y el pueblo estaba de parte de Jesús. Según el relato de Marcos, parece que ni siquiera pudieron esperar hasta el fin del culto, sino que salieron antes de que se dispersara la congregación para discutir el asunto (ver com. cap. 3:6).
Qué podrían hacer. El sanedrín había decidido antes, en la primavera (marzo-mayo) del año 29 d. C., matar a Jesús, y había enviado espías para que lo siguieran e informaran todo lo que decía y hacía (DTG 184; Juan 5:18; ver com. Mar. 2:6). La decisión ya se había tomado, y sólo quedaba ver cómo se podría llevar a cabo ese acto con cierto aspecto de legalidad. Las reacciones del pueblo y de sus dirigentes eran notablemente opuestas.
La envidia, la malicia y el odio de los escribas y de los fariseos aumentaban en proporción directa con la creciente marea de popularidad que rodeaba el ministerio de Jesús en Galilea. La madre y los hermanos de Jesús comprendieron más tarde el inminente peligro que corría, y le aconsejaron que dejara su ministerio debido a la oposición que causaba (ver com. Mat. 12:46).
12. En aquellos días. [Elección de los doce apóstoles, Luc. 6:12-16 = Mar. 3:13-19. Comentario principal: Marcos.] Es decir, poco después del episodio registrado en los vers. 6-11.
A orar. Lucas parece haberse impresionado especialmente por la vida de oración de Jesús. Se refiere a ella más que los otros evangelistas. En cuanto a la vida de oración de Jesús, ver com. Mar. 3:13.
14. Simón. Hasta ahora Lucas se ha referido a Pedro como Simón (cap. 4:38; 5:3-5,10), menos una vez, cuando lo llama Simón Pedro (cap. 5:8). Desde entonces suele llamarlo Pedro (cap. 8:45, 51; 9:20, 28, 32-33; 12:41; etc.).
16. Llegó a ser el traidor. Hasta este momento Judas es traidor sólo en potencia. Cuando fue elegido no manifestaba tendencia hacia la traición. Sin duda, él mismo no comprendía que ciertos rasgos de su carácter, latentes y malos, si eran fomentados, lo llevarían a una culminación tan infame de su vida (ver com. Mar. 3:19). (5CBA).
COMENTARIOS DE EGW
1-11. "EL SÁBADO"
https://elaguila3008.blogspot.com/2009/11/dtg-capitulo-29-el-sabado.html
12-16. DTG 257-264. "LA ORDENACIÓN DE LOS DOCE"
(Basado en San Marcos 3:13-19; Lucas 6:12-16).
https://elaguila3008.blogspot.com/2009/11/dtg-capitulo-30-la-ordenacion-de-los.html
16. JUDAS. https://elaguila3008.blogspot.com/2009/11/dtg-capitulo-76-judas.html
Ministerio Hno. Pio
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