Marcos 9. Vislumbres De La Cruz. (1-10) Jesús se transfigura. (11-13) Instruye a sus discípulos en cuanto a la venida de Elías. (14-29) Sana a un muchacho que tenía un Espíritu inmundo, sordo y mudo. (30-32) Predice su muerte y resurrección. (33-37) Exhorta a sus discípulos a ser humildes; (38-50) les ordena no prohibir a nadie que predique o actúe en su nombre, ni dar mal testimonio a ningún creyente.
1 TAMBIEN les dijo: De cierto os digo que hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte hasta que hayan visto el reino de Dios venir con poder. 2 Seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Jacobo y a Juan, y los llevó aparte solos a un monte alto; y se transfiguró delante de ellos. 3 Y sus vestidos se volvieron resplandecientes, muy blancos, como la nieve, tanto que ningún lavador en la tierra los puede hacer tan blancos. 4 Y les apareció Elías con Moisés, que hablaban con Jesús. 5 Entonces Pedro dijo a Jesús: Maestro, bueno es para nosotros que estemos aquí; y hagamos tres enramadas, una para ti, otra para Moisés, y otra para Elías. 6 Porque no sabía lo que hablaba, pues estaban espantados. 7 Entonces vino una nube que les hizo sombra, y desde la nube una voz que decía: Este es mi Hijo amado; a él oíd. 8 Y luego, cuando miraron, no vieron más a nadie consigo, sino a Jesús solo. 9 Y descendiendo ellos del monte, les mandó que a nadie dijesen lo que habían visto, sino cuando el Hijo del Hombre hubiese resucitado de los muertos. 10 Y guardaron la palabra entre sí, discutiendo qué sería aquello de resucitar de los muertos.
11 Y le preguntaron, diciendo: ¿Por qué dicen los escribas que es necesario que Elías venga primero? 12 Respondiendo él, les dijo: Elías a la verdad vendrá primero, y restaurará todas las cosas; ¿y cómo está escrito del Hijo del Hombre, que padezca mucho y sea tenido en nada? 13 Pero os digo que Elías ya vino, y le hicieron todo lo que quisieron, como está escrito de él.
14 Cuando llegó a donde estaban los discípulos, vio una gran multitud alrededor de ellos, y escribas que disputaban con ellos. 15 Y en seguida toda la gente, viéndole, se asombró, y corriendo a él, le saludaron. 16 Él les preguntó: ¿Qué disputáis con ellos?
17 Y respondiendo uno de la multitud, dijo: Maestro, traje a ti mi hijo, que tiene un espíritu mudo, 18 el cual, dondequiera que le toma, le sacude; y echa espumarajos, y cruje los dientes, y se va secando; y dije a tus discípulos que lo echasen fuera, y no pudieron.
19 Y respondiendo él, les dijo: ¡Oh generación incrédula! ¿Hasta cuándo he de estar con vosotros? ¿Hasta cuándo os he de soportar? Traédmelo. 20 Y se lo trajeron; y cuando el espíritu vio a Jesús, sacudió con violencia al muchacho, quien cayendo en tierra se revolcaba, echando espumarajos. 21 Jesús preguntó al padre: ¿Cuánto tiempo hace que le sucede esto? Y él dijo: Desde niño. 22 Y muchas veces le echa en el fuego y en el agua, para matarle; pero si puedes hacer algo, ten misericordia de nosotros, y ayúdanos. 23 Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo le es posible. 24 E inmediatamente el padre del muchacho clamó y dijo: Creo, ayuda mi incredulidad.
25 Y cuando Jesús vio que la multitud se agolpaba, reprendió al espíritu inmundo, diciéndole: Espíritu mudo y sordo, yo te mando, sal de él, y no entres más en él. 26 Entonces el espíritu, clamando y sacudiéndole con violencia, salió; y él quedó como muerto, de modo que muchos decían: Está muerto. 27 Pero Jesús, tomándole de la mano, le enderezó; y se levantó.
28 Cuando él entró en casa, sus discípulos le preguntaron aparte: ¿Por qué nosotros no pudimos echarle fuera? 29 Y les dijo: Este género con nada puede salir, sino con oración y ayuno.
30 Habiendo salido de allí, caminaron por Galilea; y no quería que nadie lo supiese. 31 Porque enseñaba a sus discípulos y les decía: El Hijo del Hombre será entregado en manos de hombres y le matarán; pero después de muerto, resucitará al tercer día. 32 Pero ellos no entendían esta palabra, y tenían miedo de preguntarle.
33 Y llegó a Capernaúm; y cuando estuvo en casa, les preguntó: ¿Qué disputabais entre vosotros en el camino? 34 Mas ellos callaron; porque en el camino habían disputado entre sí, quién había de ser el mayor. 35 Entonces él se sentó y llamó a los doce, y les dijo: Si alguno quiere ser el primero, será el postrero de todos, y el servidor de todos. 36 Y tomó a un niño, y lo puso en medio de ellos; y tomándole en sus brazos, les dijo: 37 El que reciba en mi nombre a un niño como este, me recibe a mí; y el que a mí me recibe, no me recibe a mí sino al que me envió.
38 Juan le respondió diciendo: Maestro, hemos visto a uno que en tu nombre echaba fuera demonios, pero él no nos sigue; y se lo prohibimos, porque no nos seguía. 39 Pero Jesús dijo: No se lo prohibáis; porque ninguno hay que haga milagro en mi nombre, que luego pueda decir mal de mí. 40 Porque el que no es contra nosotros. por nosotros es.
41 Y cualquiera que os diere un vaso de agua en mi nombre, porque sois de Cristo, de cierto os digo que no perderá su recompensa. 42 Cualquiera que haga tropezar a uno de estos pequeñitos que creen en mí, mejor le fuera si se le atase una piedra de molino al cuello, y se le arrojase en el mar.
43 Si tu mano te fuere ocasión de caer, córtala; mejor te es entrar en la vida manco, que teniendo dos manos ir al infierno, al fuego que no puede ser apagado, 44 donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga. 45 Y si tu pie te fuere ocasión de caer, córtalo; mejor te es entrar a la vida cojo, que teniendo dos pies ser echado en el infierno, al fuego que no puede ser apagado, 46 donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga. 47 Y si tu ojo te fuere ocasión de caer, sácalo; mejor te es entrar en el reino de Dios con un ojo, que teniendo dos ojos ser echado al infierno, 48 donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga. 49 Porque todos serán salados con fuego, y todo sacrificio será salado con sal. 50 Buena es la sal; mas si la sal se hace insípida, ¿con qué la sazonaréis? Tened sal en vosotros mismos; y tened paz los unos con los otros. (Marcos 9).
1. Algunos de los que están aquí. Sería más lógico que el primer versículo del cap. 9, fuera el último versículo del cap. 8 (cf. Mat. 16:28; Luc. 9:27).
2. Seis días después. [La transfiguración, Mar. 9:2-13 = Mat. 17:1-13 = Luc. 9:28-36. Comentario principal: Mateo.] (MATEO 17).
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3. Como la nieve. La evidencia textual establece (cf. p. 147) la omisión de estas palabras. (No están en la BJ.)
Hacer tan blancos. O, "blanquearlos de ese modo" (BJ).
10. Guardaron la palabra. A pesar de que perdieron mucho de lo que tuvieron el privilegio de aprender de ese episodio, es evidente que los discípulos quedaron impresionados con la declaración de Cristo de que resucitaría de los muertos. Sin embargo, no podían captar la idea de un Mesías sufriente. Todavía estaban cegados por el concepto popular del Mesías como un poderoso vencedor (com. Luc. 4:19).
Resucitar de los muertos. Los discípulos estaban desconcertados en cuanto a qué relación podría tener un acontecimiento tal con Aquel que consideraban que era el Mesías.
12. Está escrito. Ver Sal. 22; Isa. 53; etc.; com. Luc. 24: 26.
Hijo del Hombre. Jesús aquí usa la designación familiar por la cual comúnmente se refería a sí mismo (ver com. Mat. 1: 1; Mar. 2: 10).
Tenido en nada. O, "será despreciado" (BJ).
14. Cuando llegó. [El muchacho poseso del demonio, Mar. 9:14-29 = Mat. 17:14-21 = Luc. 9:37-43. Comentario principal: Marcos. Ver mapa p. 211; diagrama p. 221; acerca de los milagros, pp. 198-203.] Al día siguiente de la transfiguración, Jesús y los tres discípulos descendieron del monte hasta la planicie, donde los otros nueve esperaban su regreso (Luc. 9: 37; cf. DTG 393). Posiblemente una de las dos llanuras de Galilea mencionadas específicamente en la Biblia -la llanura de Genesaret (ver com. Luc. 5: 1) o el valle de Jezreel- podría ser este lugar que estaba en las proximidades del monte de la transfiguración, cuya ubicación se desconoce.
Escribas. Ver p. 57.
https://ministeriohnopio1.blogspot.com/2021/04/los-judios-del-primer-siglo-de-la-era.html
Disputaban con ellos. Es obvio que la actitud de los escribas era hostil. Este detalle es mencionado sólo por Marcos. Estos escribas hostiles pueden haber sido algunos de los que "habían venido de Jerusalén" con el propósito de que la gente perdiera el respeto que tenía por Jesús y para informar acerca de lo que él decía y hacía (ver com. Mar. 7:1; Mat. 16:1). Como lo habían hecho con tanta frecuencia en lo pasado, atacaron a Jesús a través de sus discípulos (Mar. 2:16, 18, 24; 7:5). En esta ocasión procuraron hacer aparecer a Jesús y a sus discípulos como impostores, haciendo resaltar el hecho de que había un demonio ante el cual los discípulos eran impotentes (cf. DTG 394).
15. Se asombró. La razón de este asombro ante la llegada de Jesús quizá se explica mejor como la reacción de la multitud ante las huellas de gloria que indudablemente quedaban en los rostros de los que habían presenciado la transfiguración (cf. Exo. 34:29-35; DTG 394).
16. Les preguntó. Parece que los escribas se quedaron callados cuando se acercó Jesús. Sin duda la tensa atmósfera que prevalecía -a la que contribuía la misma presencia de los escribas- hacía evidente que ellos habían estado acosando a los nueve discípulos.
17. Uno de la multitud. Habiendo sido silenciados y refutados por Jesús cada vez que se habían esforzado por desacreditarlo en lo pasado, los escribas se retiraron del debate (ver com. Mar. 2:19; 7:11-13; Mat. 16:1-4; cf. DTG 394). Esto dio al padre del pobre muchacho poseso del demonio la oportunidad de presentar personalmente su pedido.
Traje a ti. Lucas (cap. 9:38) dice que el padre pidió a Jesús que viera a su hijo. En griego ese era un modismo común para referirse a un examen médico.
Un espíritu mudo. En cuanto al tema de la posesión demoníaca. ver.
SOBRE LA POSESIÓN DE MALOS ESPÍRITUS. Para algunas personas resulta muy difícil aceptar que los malos espíritus, o demonios, puedan posesionarse de los seres humanos. Por eso atribuyen los fenómenos de lo que la Biblia llama posesión demoníaca a causas naturales, especialmente a diversas enfermedades físicas y nerviosas, tales como epilepsia y locura. Otros, que aceptan como reales las afirmaciones de los Evangelios acerca de la posesión demoníaca, no siempre han tomado en cuenta la naturaleza y la relación de las enfermedades físicas y nerviosas acompañantes. En esta nota se procurará explicar el problema en lo que concierne tanto al dominio satánico de las vidas de todos los impíos en general, como al sentido más restringido de posesión demoníaca, con sus manifestaciones somáticas y psíquicas acompañantes.
https://saludespiritual1.blogspot.com/2021/05/sobre-la-posesion-demoniaca.html
18. Se va secando. Gr. x'ráinÇ, "secarse", o "marchitarse". En Sant. 1:11 x'ráinÇ se usa para referirse a la hierba que se seca.
Quizá el padre aquí describe el empeoramiento progresivo de la condición física del muchacho, o tal vez esté describiendo una etapa de un acceso en la cual el cuerpo quedaba rígido. (La BJ traduce: "le deja rígido".)
No pudieron. Comparar este caso de los discípulos con el de Giezi (2 Rey. 4:31).
19. Incrédula. Es decir, "sin fe", o "descreída". Comparar con la forma en que Dios consideraba a Israel en los días de Moisés (Núm. 14:27; Heb. 3:17-19). No parece probable que Jesús tuviera en cuenta al padre del muchacho poseso del demonio cuando pronunció estas palabras, pues la fe del padre no era el único obstáculo en el sendero de la curación de su hijo. Debido a que los discípulos mismos eran los principales culpables (ver com. Mar. 9:29), es probable que el Salvador los tuvo especialmente en cuenta. Pero no deseaba señalarlos para censurarlos en público, y por eso no los hizo el objeto directo de sus observaciones. Con todo, si los discípulos eran "incrédulos", ¡cuánto más lo era la multitud!
¿Hasta cuándo? Estas palabras podrían insinuar que Jesús aquí habla como un ser divino, que temporalmente ha asumido la forma humana.
Os he de soportar. Repetidas veces Moisés pasó por la misma experiencia con Israel en el desierto (Núm. 20:10).
20. Se revolcaba. El muchacho daba un espectáculo lamentable.
21. Preguntó al padre. Detalle registrado sólo por Marcos.
¿Cuánto tiempo? Este es el único caso registrado en el cual Jesús hizo una pregunta específica de los antecedentes de uno a quien sanó. No son del todo claras sus razones para proceder así en esta ocasión. Posiblemente le pidió al padre que diera una descripción de la enfermedad y sus efectos a fin de que los que estaban allí presentes pudieran apreciar plenamente la grave condición del muchacho (ver com. vers. 18). Quizá por esta razón Cristo permitió que el espíritu malo agitara al muchacho cuando salía (ver com. vers. 26).
22. Para matarle. El caso era crónico, y por lo tanto, desde el punto de vista humano, más difícil de tratar. En griego (Mat. 17:15) la expresión "padece muchísimo" generalmente se usaba para describir enfermedades que la habilidad humana no había podido aliviar.
Si puedes. Una muestra de incredulidad del padre, por el fracaso de los 9 discípulos al intentar sanar al muchacho endemoniado. Dios es poderoso. Que diferencia con la fe del leproso. (1:40)
Ayúdanos. El padre se identifica plenamente con el muchacho (cf. Mat. 15:22, 25).
24. Mi incredulidad. El padre no habría traído a su hijo si no hubiera tenido antes una cierta medida de fe (cf. com. Juan 4:43-54).
25. Multitud. Este episodio quizá ocurrió durante el período de retiro del ministerio público, durante el cual Jesús procuró rehuir la publicidad y evitar que se despertara un entusiasmo que no tenía el propósito de satisfacer (ver com. Mat. 15:21). Por eso Jesús procedió a efectuar la curación sin más demora.
Reprendió al espíritu inmundo. La condición física del muchacho se debía al demonio. El efecto desaparecería junto con la causa (Luc. 9:42).
26. Sacudiéndole con violencia. Es decir, "provocándole intensas convulsiones". Jesús puede haber permitido esta manifestación final del poder del demonio a fin de que pudiera ser más evidente el contraste entre la desvalida condición del muchacho y su estado cuando quedó liberado del demonio.
Como muerto. El muchacho estaba completamente exhausto por la violencia del espasmo que le había sobrevenido.
27. Jesús, tomándole. El demonio se había ido, y ahora el toque de Jesús restauró el vigor del muchacho (ver com. cap. 5: 27).
28. En casa. Tal vez la casa de Pedro en Capernaúm (ver com. cap. 1:29; 2:1), un hogar transitorio para Jesús durante el resto de su permanencia en Galilea (cf. DTG 399).
¿Por qué nosotros no pudimos? Los doce habían expulsado demonios durante el curso de su tercer viaje por Galilea (cap. 6: 13). No podían entender por qué se había apartado de ellos el poder que Jesús les había impartido.
29. Este género. Los escribas habían atribuido la impotencia de los nueve discípulos ante el supuesto poder superior del demonio, y afirmaban que el dominio de Jesús estaba limitado a los demonios menos poderosos (cf. DTG 394). Sin embargo, la verdadera dificultad no dependía del poder del demonio, sino de la impotencia espiritual de los discípulos.
Sino con oración. Cristo no se refiere aquí a la oración ofrecida en el momento de expulsar el demonio. El no habla de la oración accidental, sino de una vida movida por la oración. Mientras Pedro, Jacobo y, Juan estaban con Cristo, los otros nueve discípulos habían estado rumiando sus chascos y resentimientos personales, movidos por un espíritu de celos, debido al favor mostrado a sus compañeros ausentes (DTG 397). El estado de sus pensamientos y de su corazón hacía imposible que Dios actuara mediante ellos.
Ayuno. La evidencia textual tiende a confirmar la omisión (cf. p. 147) de esta palabra. (No está en el texto de la BJ, sino como variante al pie de página.) Ver com. Mat. 6:16; Mar. 2:18.
30. Habiendo salido de allí. [Un viaje secreto por Galilea, Mar. 9: 30-32 = Mat. 17:22-23 = Luc. 9: 43b -45. Comentario principal: Marcos. Ver mapa p. 211.] Es decir, desde el pie del monte de la transfiguración, donde Jesús había sanado al muchacho endemoniado (ver com. vers. 14).
Caminaron por Galilea. Quizá dando un rodeo que terminó en Capernaúm (ver com. Mat. 17: 24). Este viaje secreto por Galilea quizá les llevó varios días durante la última parte del verano del año 30 d. C., unos siete u ocho meses antes de la crucifixión.
No quería. Si Jesús hubiese quedado mucho tiempo en una localidad, pronto se hubiera esparcido la noticia, se hubieran reunido multitudes de personas, y su venida hubiera interrumpido la importante enseñanza que procuraba impartir a sus discípulos. Por ende, Jesús parece haber ido de un lugar a otro en Galilea, quizá evitando las ciudades y aldeas que, unos pocos meses antes de esto, habían presenciado sus obras maravillosas. El pasar por alto ciudades y pueblos sería una forma eficaz para impedir que la gente supiera el paradero de Cristo. Aun los discípulos no aprovechaban plenamente las palabras de enseñanza que él presentaba, y si el círculo íntimo de creyentes carecía de percepción espiritual, el común de la gente no aprovecharía de lo que Cristo tenía para decir en ese momento.
31. Enseñaba. Esta es la segunda de por lo menos tres ocasiones específicas en las cuales Jesús habló claramente a los discípulos acerca de sus sufrimientos venideros y su muerte (cf. com. Mat. 16:21; 20:17-19). Sin duda, hubo otras veces cuando Jesús les dio una información similar, como está implícito en Mat. 16:21.
El deseo de estar solo con sus discípulos a fin de que pudiera impartirles esta información, evidentemente explica por qué Jesús pasaba ahora discretamente por Galilea (ver com. Mar. 9:30; cf. DTG 399).
Hijo del Hombre. Ver com. Mat. 1:1; Mar. 2:10.
Al tercer día. Ver pp. 239-242.
32. No entendían. A pesar de todo lo que Jesús les había dicho con toda claridad (ver com. vers. 31), los discípulos todavía entendían mal (ver com. Luc. 9:45). La principal razón por la cual los discípulos no entendían era porque no querían creer que fuera necesario que el Mesías sufriera y muriera (ver com. Mat. 16:22-23). Una idea tal era diametralmente opuesta a sus opiniones preconcebidas acerca del Mesías (ver com. Luc. 4:19). Esperaban que finalmente Cristo reinaría como un príncipe temporal y no estaban dispuestos a renunciar a sus brillantes expectativas del honor que anticipaban compartir con él cuando llegara el momento (cf. DTG 383, 385-386; ver com. Luc. 4:19).
Tenían miedo de preguntarle. Permanecieron silenciosos, quizá comprendiendo que compartían el punto de vista que acababa de presentar Pedro, y que si hablaban ahora, tan sólo expresarían los mismos pensamientos (ver com. Mat. 16:22-23). Según Mat. 17:23, "se entristecieron en gran manera"; es decir, estaban "grandemente afligidos".
33. Llegó a Capernaúm. [Humildad, reconciliación y perdón, Mar. 9:33-50 = Mat. 18:1-35 = Luc. 9:46-50. Comentario principal: Mateo y Marcos.] En cuanto a las circunstancias en las cuales ocurrió este regreso a Capernaúm, y una comparación entre el relato que hace Marcos del discurso y el de Mateo, ver com. Mat. 18:1.
34. Ellos callaron. Mejor "callaban", o "permanecían en silencio". Persistentemente rehuían contestar la pregunta de Jesús (vers. 33).
Disputado. Gr. dialégomai, "discutir", "disputar".
35. Quiere ser el primero. Aquí Jesús pone el dedo en la llaga: cada uno de los doce deseaba ser el "primero" en el reino que todos esperaban que establecería pronto el Señor (ver com. Mat. 18: 1). Se olvidaban de que la verdadera grandeza implica renunciar a la grandeza como meta de la vida. El momento en que un hombre se propone destacarse como grande, demuestra pequeñez de alma. Cf. Mat. 23:8-12; Mar. 10:43-44; Luc. 22:24-26.
Servidor. Gr. diákonos, de donde proviene nuestra palabra "diácono" (Fil. 1:1; 1Tim. 3:8,12). Diákonos es el que atiende las necesidades o carencias de otro; podía ser un "esclavo" o un hombre libre, aunque la palabra implica un servicio prestado voluntariamente. Otra palabra griega comúnmente traducida "siervo" es dóulos, que significa "esclavo" en el sentido común del término. En el NT, diákonos se usa generalmente para un "ministro" del Evangelio (1Cor. 3:5; Efe. 3:7; 1 Tes. 3:2). En su esencia, el reino de los cielos consiste en servir a Dios y al prójimo, y no en ser servido por otros. El verdadero amor es esencialmente un asunto de dar amor y no de demandarlo (ver com. Mat. 5:43). Posee la máxima grandeza el que ama a Dios y a sus prójimos hasta lo sumo y les brinda lo mejor de su servicio.
37. No me recibe a mí. Ver com. Juan 12:44-45.
38. Juan le respondió. No en el sentido de responder una pregunta específica de Jesús sino en el sentido de comentar las observaciones anteriores de Jesús. Esas observaciones habían despertado en Juan la sospecha de que el reproche que dirigieron él y su hermano Jacobo, en una ocasión previa, a uno que trabajaba en el "nombre" de Jesús no había sido correcto (cf. DTG 404).
Hemos visto a uno. El hecho de que el suceso aquí referido sólo implicara a Juan y a Jacobo, sugiere la posibilidad de que pudiera haber ocurrido durante el tercer viaje por Galilea, cuando los dos hermanos salieron juntos (ver com. Mat. 10:5; Mar. 3:14).
Él no nos sigue. No era uno de los reconocidos como discípulos habituales de Jesús.
Se lo prohibimos. O, "tratamos de impedírselo" (BJ). En cuanto a una actitud similar de intolerancia de parte de Jacobo y Juan en otra ocasión poco después de ésta, ver com. Luc. 9:54. En esta ocasión, Jacobo y Juan habían disculpado su conducta alegando que defendían celosamente el honor de su Maestro, cuando en realidad los había movido a la acción el celo por su propio honor (DTG 404). Reprocharon al hombre porque hacía lo que pensaban que sólo ellos tenían derecho a hacer (ver com. Mat. 10:8). Pero aunque Jacobo y Juan eran discípulos y tenían en sus manos las "llaves" del reino (ver com. Mat. 16:19; 18:18), no tenían derecho de enseñorearse de otros. Su comisión era positiva y no negativa; debían ser celosos en realizar las órdenes que habían recibido, pero no tenían derecho de obligar a otros a cumplirlas. Es el maligno el que induce a los dirigentes religiosos a que piensen que es su deber forzar a otros hombres a que cumplan las normas de conducta y creencia que ellos conciben que son correctas.
39. No se lo prohibáis. Es decir, dejad de impedírselo. No tenemos derecho a forzar a otros para que se conformen con nuestras ideas y opiniones, o a que sigan nuestros métodos de trabajo (DTG 405; cf. Núm. 11:27-29).
Milagro. Gr. dúnamis (ver p. 198).
LA NATURALEZA Y EL PROPÓSITO DE LOS MILAGROS. Los escritores de los Evangelios se refieren a los milagros de nuestro Señor en varios términos. Los más comunes son dúnamis, "poder", y s'meíon, "señal". El primero se usa cuando se desea caracterizar el milagro como una manifestación del poder divino; el segundo, como una confirmación visible de la autoridad divina de Jesús. Cuando el escritor desea destacar la reacción de la gente, usa téras, "maravilla", thaumásion, "cosa admirable", éndoxon, "cosa gloriosa", o parádoxon, "cosa extraña". Téras era la palabra común para una "maravilla" hecha por un mago, y por eso los escritores del Nuevo Testamento siempre la acompañan con una de las palabras que indican un milagro genuino como un acto de Dios. Jesús comúnmente hablaba de sus milagros como érga, "obras".
He aquí dos definiciones de milagro: "Acto del poder divino, superior al orden natural y a las fuerzas humanas. Cualquier suceso o cosa rara, extraordinaria y maravillosa" (Diccionario de la Real Academia). "En sentido estricto, intervención extraordinaria de la Providencia en el orden natural de las cosas, y puede definirse: suceso ocurrido fuera del orden y de las leyes naturales (supra, contra o praeter naturam) cuya causa excede el poder de toda naturaleza creada" (Martín Alonso, Enciclopedia del idioma).
La palabra milagro deriva del latín miraculum: "un objeto de admiración", "cosa maravillosa", "cosa extraña", "cosa admirable", "algo asombroso"; de mirari: "maravillarse".
Por lo tanto, nuestra palabra "milagro" designa específicamente cualquier suceso que resulta inexplicable debido a las limitaciones del conocimiento humano y a nuestra comprensión. No hay milagros para Dios, pues su conocimiento y su comprensión son infinitos. La apariencia milagrosa de ciertos fenómenos naturales no radica tanto en los hechos mismos como en el efecto que producen en la mente de los seres limitados que los contemplan. El suceso es objetivo, pero su apariencia milagrosa es subjetiva.
A medida que aumentan el conocimiento y la comprensión de los hombres, algunos sucesos que antes parecían milagrosos pueden dejar de serlo. Por ejemplo, cuando se inventó la imprenta, se la consideró como algo milagroso y se la atribuyó al diablo. Los hombres de ese tiempo y con esos conceptos, ¿qué habrían pensado de la televisión? Sin embargo, los milagros de nuestro Señor significaron la acción de un poder completamente desconocido para el hombre y produjeron resultados que aún hoy día no se pueden explicar dependiendo del conocimiento humano.
A pesar de todo, lo que parece ser una violación de una ley de la naturaleza, tal como la comprendemos, podría ser sencillamente la acción de una ley de naturaleza superior y desconocida que modifica o contrarresta una ley inferior y conocida. Por ejemplo, la gravedad atrae todas las cosas hacia la tierra; pero una ley superior de la naturaleza contrarresta la ley de la gravedad cuando un ser viviente levanta esas mismas cosas, cuando el sol eleva hacia la atmósfera toneladas de agua para formar las nubes, o cuando la acción de la capilaridad hace subir la savia desde las raíces de un abeto gigantesco (como las sequoais de California) hasta sus ramas más altas. O cuando una ley puede ser modificada por otra, como en el caso de las fuerzas centrífuga y centrípeta, que se equilibran para mantener un planeta en su órbita. Las fuerzas de la naturaleza actúan de acuerdo con la expresa voluntad de Dios, y por esto es difícil pensar o demostrar que los milagros sean una violación de la ley natural. Sería más correcto considerarlos como variaciones de la acción de una ley natural tal como la conocen y entienden los hombres. Dios nunca procede en contra de sí mismo. 199
Un milagro de curación no es mayor que el milagro de una vida transformada. En realidad, una vida tal es el mayor de todos los milagros. Y Dios sencillamente actúa en cada uno de ellos en forma que no podemos comprender plenamente, para nuestro bien en esta vida y en la venidera. Hay una ley espiritual que determina que "la paga del pecado es muerte"; pero hay otra ley superior que enseña que "la dádiva de Dios es vida eterna" (Rom. 6: 23; 7: 21 a 8: 4). Ver DTG 373-374.
Para poder comprender el propósito por el cual se produjeron los milagros de Jesús y las condiciones bajo las cuales pudieron ser hechos, es necesario verlos en su verdadera perspectiva, tal como se relacionan con el ministerio de Jesús en la tierra.
¿POR QUE JESÚS HIZO MILAGROS? Cada milagro de nuestro Señor tuvo un propósito definido. Nunca ejerció su poder divino para satisfacer la curiosidad ociosa o para demostrar que tenía la facultad de proceder así (DTG 678), o para beneficiarse a sí mismo (DTG 677). "Sus obras admirables fueron todas hechas para beneficio de otros" (DTG 95; cf. 373), y contribuyeron material y espiritualmente al bienestar de ellos. De esa manera procuraba que los hombres estuvieran seguros del amor, la simpatía y la protección de su Padre celestial. La evidencia de la obra de Cristo en favor de los hombres, demostrada en formas extraordinarias los guiaría a una mejor comprensión y a un aprecio más profundo de la forma en que él suple las necesidades de ellos día tras día en los sucesos más comunes de la vida (DTG 334-335; ver también p. 117).
Los milagros de nuestro Señor también ilustraban verdades espirituales. El paralítico de Capernaúm primero fue curado de su parálisis espiritual (Mat. 2: 9-11). El ciego de Siloé disfrutó de la restauración de su vista natural y de la espiritual (Juan 9:5-7, 35-38). El pan que se dio a los 5.000 tenía el propósito de conducirlos al Pan de vida que descendió del cielo (Juan 6: 26-35).
La resurrección de Lázaro demostró el poder de Cristo para impartir vida a todos los que creen en él (Juan 11: 23-26; cf. 5: 26-29) y su poder para infundir nueva vida en los que están espiritualmente muertos. "Cada milagro era de un carácter destinado a conducir a la gente al árbol de la vida, cuyas hojas son para la sanidad de las naciones" (DTG 334).
Los milagros de nuestro Señor testificaban, por sobre todo, de su misión divina como el Salvador de la humanidad y daban validez a la verdad de su mensaje. Jesús se refirió una y otra vez a sus obras asombrosas como una evidencia de su autoridad divina y de su mesianismo (Mat. 11: 20-23; Juan 5: 36; 10: 25, 32, 37-38; 14: 10-11); y por eso los de sincero corazón reconocían la divinidad que obraba en Cristo y mediante él (Mat. 13: 54; Luc. 9: 43; 19: 37; 24: 19; Juan 3: 2; 6: 14; 9: 16, 33).
Los milagros de Cristo no sólo contribuyeron en una forma general para la comprensión de esos propósitos, sino que cada uno -por lo menos los registrados en los Evangelios- parece haber sido significativo en sí mismo y por sí mismo (ver com. Luc. 2:49). Por eso, un estudio de los milagros de nuestro Señor debiera incluir una investigación de sus resultados, y, por lo tanto, del propósito que los produjo y qué indujo a los evangelistas a registrarlos (ver la columna "Propósito Y [o] resultado(s)", pp. 200-203).
¿En qué circunstancias hizo Jesús milagros? "Cristo no realizó nunca un milagro que no fuese para suplir una necesidad verdadera" (DTG 334). Dios no recibe honra cuando se acude a él para que haga lo que los hombres pueden hacer por sí mismos. El propósito final de un milagro sólo se puede comprender cuando los hombres reconocen que sus necesidades superan a su sabiduría. No hay duda de que primero debe haber un profundo sentido de necesidad. Luego debe creerse que Dios puede proporcionar la ayuda que se necesita tan desesperadamente y que él la proporcionará, También debe existir un ferviente deseo y un intenso anhelo de que Dios 200 supla esa necesidad. Debe haber una disposición del corazón y de la mente de avanzar por fe, en armonía con todo lo que Dios pueda pedir. Finalmente tiene que sentirse la disposición de ordenar la vida desde ese momento en armonía con los principios del reino de los cielos y de dar testimonio del amor de Dios y de su poder.
En mi nombre. Pedro (Hech. 3: 6-8) y Pablo (Hech. 16:16-18) y quizá todos los otros discípulos, cuando realizaban milagros, los hacían en el "nombre" de Jesús.
Luego. Gr. tajú, "pronto", "rápidamente", "inmediatamente", "sin demora". Realizar un milagro en el nombre de Jesús sería reconocer su poder y autoridad. El que hacía un milagro en el nombre de Jesús no iba a contradecir inmediatamente el mismo poder del cual dependía para la realización del milagro.
40. No es contra nosotros. Comparar con la declaración opuesta de la misma verdad en Mateo (ver com. cap. 12:30). Las dos no se excluyen mutuamente, sino más bien se complementan. Es obvio que un hombre no puede estar a favor y en contra de Jesús al mismo tiempo. Si el hombre a quien reprendieron Jacobo y Juan fue hallado haciendo la misma obra que hacía Jesús, y la ejecutaba en el nombre de Jesús, tenía que ser porque Dios estaba actuando con él y mediante él.
Por nosotros es. Es decir, está de nuestro lado.
41. Un vaso. Ver com. Mat. 10:42.
Porque sois de Cristo. Ver com. Mat. 5:11; 10:18, 42. El carácter del hecho se determina por el motivo que lo impulsa. De cierto. Gr. am'n (ver com. Mat. 5:18).
No perderá su recompensa. Ver com. Mat. 5:12; 19:29.
42. Cualquiera que haga tropezar. Ver com. Mat. 18:6.
43. Si tu mano te fuere ocasión de caer. Con referencia a la naturaleza figurada de esta declaración, Ver com. Mat. 5:29-30; 18:8. 29. Tu ojo derecho. Cf. cap. 18:8-9. Se ha registrado (cap. 5:28) que Cristo, yendo más allá de la acción, llamó la atención al motivo que la produce, es decir, la intención o forma de pensar que provoca la acción. Aquí va más allá del motivo o la intención para señalar las vías por las cuales el pecado logra entrar en la vida: los sentidos que se comunican con el sistema nervioso. Para la mayoría de las personas los más fuertes incentivos al pecado son los que llegan a la mente por el camino de los nervios óptico, auditivo y otros nervios sensoriales (HAp 413).
El que se niega a ver, escuchar, gustar, oler o tocar lo que incita al pecado, ha ganado buena parte de la batalla para evitar los pensamientos pecaminosos. El que inmediatamente desecha los malos pensamientos, cuando fugazmente pasan como un relámpago en su conciencia, evita así la formación de una manera de pensar que se hace hábito y que condicionan la mente para que peque cuando se presente la oportunidad. Cristo vivió una vida sin pecado porque "no había en él nada que respondiera a los sofismas de Satanás" (DTG 98).
Te es ocasión de caer. Gr. shandalízÇ, "ser motivo de tropiezo". El término skándalon, se refiere al mecanismo que hace funcionar una trampa (Rom. 11:9; 14:13; 1 Juan 2:10; Apoc. 2:14).
Sácalo. En un sentido sería mejor vivir esta vida siendo ciego o lisiado, que perder la vida eterna. Aquí las palabras de Cristo son figuradas. No pide que se mutile el cuerpo, sino que se controlen los pensamientos. Negarse a contemplar lo malo es tan efectivo como cegarse, y tiene la ventaja de que se retiene la facultad de la vista que puede emplearse para ver lo bueno. Algunas veces, un zorro que ha caído en una trampa se corta a dentelladas una pata a fin de escapar. Del mismo modo, un lagarto sacrifica su cola o una langosta de mar sacrifica una de sus pinzas. Al hablar de sacarse el ojo o cortarse la mano, Cristo habla en forma figurada de la acción resuelta de la voluntad para precaverse del mal.
El cristiano hará bien en seguir el ejemplo de Job, quien hizo "pacto" con sus ojos (Job 31: 1; cf. 1 Cor. 9:27). Infierno. Gr. géenna (ver com. vers. 22).
30. Tu mano derecha. Es decir, como instrumento de malos deseos (com. vers. 29).
Que no puede ser apagado. Ver com. Isa. 66:24; Mat. 3:12. "El fuego que no puede ser apagado" equivale al "fuego eterno" del pasaje paralelo de Mateo (cap. 18: 8; ver com. cap. 5: 22).
Infierno de fuego. Literalmente "géenna de fuego". Géenna es la transliteración de las palabras hebreas ge' hinnom, "valle de Hinom", o ge' ben hinnom, "valle del hijo de Hinom" (Jos.15: 8). Este valle está al sur y al oeste de Jerusalén y se encuentra con el valle de Cedrón, inmediatamente al sur de la ciudad de David y el estanque de Siloé (ver com. Jer. 19: 2). El impío rey Acaz (ver t. II, p. 88) parece haber iniciado en los días de Isaías la bárbara costumbre pagana de quemar los niños, ofrendándolos a Moloc en un alto llamado Tofet, en el valle de Hinom (2 Crón. 28: 3; cf. PR 40-41). Esos ritos abominables se describen en com. Lev. 18: 21; Deut. 18: 10; 32: 17; 2 Rey. 16: 3; 23: 10; Jer. 7: 31. Manasés, nieto de Acaz, restableció esa práctica (2 Crón. 33: 1, 6; cf. Jer. 32: 35). Años después, el buen rey Josías profanó ceremonialmente los altos del valle de Hinom donde se había realizado ese atroz tipo de culto (2 Rey. 23: 10), con lo cual se acabaron esos sacrificios. Como castigo por ése y otros males, Dios advirtió a su pueblo que el valle de Hinom un día sería el "Valle de la Matanza" por causa de los "cuerpos muertos de este pueblo" (Jer. 7: 32-33; 19: 6; cf. Isa. 30: 33). Por eso los fuegos de Hinom se convirtieron en un símbolo del fuego consumidor del último gran día de juicio y del castigo de los impíos (cf. Isa. 66: 24). Según las ideas escatológicas judías, derivadas en parte de la filosofía griega, géenna era el lugar donde se reservaban las almas de los impíos bajo castigo hasta el día del juicio final y de las retribuciones.
La tradición que afirma que el valle de la Gehenna (forma latina del nombre) era el lugar donde se quemaban los desperdicios, y que por lo tanto era una figura del fuego del día final, parece haberse originado con el rabí Kimchi, erudito judío de los siglos XII y XIII. La antigua literatura judía no contiene nada de esto. Los rabinos más antiguos basaron la idea de la Gehenna como un símbolo del fuego del último día en Isa. 31:9. Ver art. "Hell" en Seventh-day Adventist Bible Dictionary.
44. Donde el gusano de ellos. La evidencia textual (cf. p. 147) tiende a confirmar la omisión de los vers. 44 y 46. La BJ los omite, y explica en nota de pie de página: "Los vv. 44 y 46 (Vulg.), simples repeticiones del v. 48, se deben omitir con los mejores mss [manuscritos]". Ver com. vers. 48.
45. Si tu pie te fuere ocasión de caer. Ver com. Mat. 5: 29-30; 18: 8.
46. Donde el gusano de ellos. Ver com. vers. 44, 48.
47. Si tu ojo te fuere ocasión de caer. Ver com. Mat. 5: 29-30; 18: 8-9.
Reino de Dios. Ver com. Mat. 3: 2; 4: 17; 5: 3; Luc. 4: 19.
48. Gusano. Gr. skÇl'x, "cresa", "gusano". Como comentan Major, Manson y Wright (The Mission and Message of Jesus, p. 123):
"El gusano que no muere no es el símbolo de un alma que no puede morir, sino que es el símbolo de la corrupción que no puede ser purificada". En el vers. 43 se presenta a "vida" en contraste con el "fuego que no puede ser apagado".
En Rom. 6:23 y en muchos otros textos "vida" está en contraste con "muerte". En Juan 3:16 el contraste es entre la vida eterna. y la perdición o la destrucción. Es obvio que Jesús tiene en cuenta aquí el mismo contraste. "El fuego nunca se apaga" está en aposición con "el gusano de ellos no muere", y es una expresión equivalente; además parece irrazonable que los gusanos puedan proseguir su obra en la presencia del fuego. No hay nada en la palabra skÇl'x, "gusano", que ni aun remotamente justifique la explicación popular que hace equivaler "gusano" con "alma" (ver com. Isa. 66:24), hecho que es reconocido por casi todos los comentadores, sin importar qué piensen personalmente en cuanto al estado del hombre en la muerte.
49. Salados con fuego. Acerca de la sal como agente preservativo, ver com. Mat. 5:13. El fuego puede ser considerado como un agente purificador, o como un símbolo del juicio final (ver com. Mat. 3:10). El significado de esta declaración enigmática no es enteramente claro, y depende completamente del contexto inmediato para una explicación satisfactoria. Ser "salados con fuego" tal vez signifique que "todos" pasarán por los fuegos de la aflicción y de la purificación en esta vida (ver com. Job 23: 10) o por los fuegos del último día. El fuego o bien elimina la escoria de esta vida, o destruye la vida misma en el último gran día. La sal preserva lo que es bueno (ver com. Mar. 9: 50).
Todo sacrificio. En los servicios del santuario antiguo, se añadía sal a todos los sacrificios (ver com. Lev. 2:13). Su presencia significaba que sólo Injusticia de Cristo podía hacer que la ofrenda fuera aceptable a Dios (cf. DTG 406).
50. Buena es la sal. Ver com. Mat. 5:13.
Tened sal en vosotros mismos. Si los discípulos hubiesen tenido "la sal del pacto" (Lev. 2:13), ella habría impedido las infortunadas tendencias que los habían llevado a la discusión de quién era el mayor en el reino de los cielos.
Tened paz. Adecuado clímax del discurso, una admonición para que no discutieran más el tema, una amonestación contra los celos y el espíritu de rivalidad. (5CBA).
COMENTARIOS DE EGW
2-8. DTG 388-392. "LA TRANSFIGURACIÓN"
(Basado en San Mateo 17:1-8; San Marcos 9:2-8; San Lucas 9:28-36).
https://elaguila3008.blogspot.com/2009/11/dtg-capitulo-46-la-transfiguracion.html
9-29. DTG 393-398. "NADA OS SERÁ IMPOSIBLE"
(Basado en San Mateo 17:9-21; San Marcos 9:9-29; San Lucas 9:37-45).
https://elaguila3008.blogspot.com/2009/11/dtg-capitulo-47-nada-os-sera-imposible.html
30-50. DTG 399-410. ¿QUIÉN ES EL MAYOR?
(Este capítulo 48. Está basado en San Mateo 17:22-27; 18:1-20; San Marcos 9:30-50; San Lucas 9:46-48).
https://elaguila3008.blogspot.com/2009/11/dtg-capitulo-48-quien-es-el-mayor.html
Ministerio Hno. Pio
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