TERCER VIAJE MISIONERO DE PABLO. Vers. (23). Ministerio En Galacia y Frigia. (24-27) Apolos en Éfeso Y Acaya: Priscila y Aquila instruyera mejor a Apolos, (28) y este predica a Cristo con gran eficacia.
1 DESPUÉS de estas cosas, Pablo salió de Atenas y fue a Corinto. 2 Y halló a un judío llamado Aquila, natural del Ponto, recién venido de Italia con Priscila su mujer, por cuanto Claudio había mandado que todos los judíos saliesen de Roma. Fue a ellos, 3 y como era del mismo oficio, se quedó con ellos, y trabajaban juntos, pues el oficio de ellos era hacer tiendas.
4 Y discutía en la sinagoga todos los días de reposo,* y persuadía a judíos y a griegos. 5 Y cuando Silas y Timoteo vinieron de Macedonia, Pablo estaba entregado por entero a la predicación de la palabra, testificando a los judíos que Jesús era el Cristo. 6 Pero oponiéndose y blasfemando éstos, les dijo, sacudiéndose los vestidos: Vuestra sangre sea sobre vuestra propia cabeza; yo, limpio; desde ahora me iré a los gentiles.
7 Y saliendo de allí, se fue a la casa de uno llamado justo, temeroso de Dios, la cual estaba junto a la sinagoga. 8 Y Crispo, el principal de la sinagoga, creyó en el Señor con toda su casa; y muchos de los corintios, oyendo, creían y eran bautizados.
9 Entonces el Señor dijo a Pablo en visión de noche: No temas, sino habla, y no calles; 10 porque yo estoy contigo, y ninguno pondrá sobre ti la mano para hacerte mal porque yo tengo mucho pueblo en esta ciudad. 11 Y se detuvo allí un año y seis meses y enseñándoles la palabra de Dios.
12 Pero siendo Galión procónsul de Acaya, los judíos se levantaron de común acuerdo contra Pablo, y le llevaron al tribunal, 13 diciendo: Este persuade a los hombres a honrar a Dios contra la ley. 14 Y al comenzar Pablo a hablar, Galión dijo a los judíos: Si fuera algún agravio o algún crimen enorme, oh judíos, conforme a derecho yo os toleraría. 15 Pero si son cuestiones de palabras y de nombres, y de vuestra ley, vedlo vosotros; porque yo no quiero ser juez de estas cosas. 16 Y los echó del tribunal. 17 Entonces todos los griegos, apoderándose de Sóstenes, principal de la sinagoga, le golpeaban delante del tribunal; pero a Galión nada se le daba de ello.
18 Más Pablo, habiéndose detenido aún muchos días allí, después se despidió de los hermanos y navegó a Siria, y con él Priscila y Aquila, habiéndose rapado la cabeza en Cencrea, porque tenía hecho voto. 19 Y llegó a Éfeso, y los dejó allí; y entrando en la sinagoga, discutía con los judíos, 20 los cuales le rogaban que se quedase con ellos por más tiempo; mas no accedió, 21 sino que se despidió de ellos, diciendo: Es necesario que en todo caso yo guarde en Jerusalén la fiesta que viene; pero otra vez volveré a vosotros, si Dios quiere. Y zarpó de Éfeso.
22 Habiendo arribado a Cesárea, subió para saludar a la iglesia, y luego descendió a Antioquía. 23 Y después de estar allí algún tiempo, salió, recorriendo por orden la región de Galacia y de Frigia, confirmando a todos los discípulos.
24 Llegó entonces a Éfeso un judío llamado Apolos, natural de Alejandría, varón elocuente, poderoso en las Escrituras.
25 Este había sido instruido en el camino del Señor; y siendo de espíritu fervoroso, hablaba y enseñaba diligentemente lo concerniente al Señor, aunque solamente conocía el bautismo de Juan. 26 Y comenzó a hablar con denuedo en la sinagoga; pero cuando le oyeron Priscila y Aquila, le tomaron aparte y le expusieron más exactamente el camino de Dios.
27 Y queriendo él pasar a Acaya, los hermanos le animaron, y escribieron a los discípulos que le recibiesen; y llegado él allá, fue de gran provecho a los que por la gracia habían creído; 28 porque con gran vehemencia refutaba Públicamente a los judíos, demostrando por las Escrituras que Jesús era el Cristo. (Hechos 18).
1. Pablo salió. La evidencia textual (cf. p.10) favorece la omisión del nombre "Pablo". A Corinto. A unos 65 km al oeste de Atenas. Pablo pudo haber viajado por tierra a través del istmo de Corinto, o por mar desde El Pireo hasta Cencrea. La ciudad de Corinto estaba situada cerca del istmo, y tenía dos puertos: uno en Licaón, al oeste; otro en Cencrea, al este.
Corinto había tenido gran importancia comercial desde los días más antiguos de Grecia. Como resultado del comercio la vida se desarrollaba en medio de la lujuria y los vicios. Pablo comenzó aquí su misión con resultados mucho más fructíferos que en Atenas.
2. Aquila. Nombre latino que significa "águila". Su equivalente griego es Akúlas. Onkelos, nombre tradicional del autor de uno de los tárgumes, judíos, probablemente sea otra variante de este nombre (ver t. V, p. 97). Una tendencia común entre los judíos que vivían en países paganos era la de usar nombres derivados de animales.
Natural del Ponto. Literalmente "póntico de raza". En las provincias de Asia Menor había un gran número de familias judías de la diáspora como se puede ver por el libro de Hechos (ver com. Hech. 2:9-10-, cf. 1 Ped. 1:1). Algunos judíos del Ponto habían estado en Jerusalén en el primer Pentecostés después de la crucifixión (Hech. 2:9).
El Ponto quedó bajo el dominio romano cuando su rey Mitrídates fue vencido por Pompeyo, más o menos un siglo antes de los días de Pablo.
Recién venido de Italia. Ver com. "Claudio había mandado".
Priscila. El nombre aparece en otros lugares (2 Tim. 4:19; cf. el texto griego más fidedigno de Rom. 16: 3 y 1 Cor. 16:19) como Prisca (BJ, BC, NC), del cual Priscila es diminutivo.
El nombre Prisca posiblemente refleje una relación con el gens o clan de los Prisci, el cual desde los tiempos más antiguos de Roma proporcionó a la ciudad-estado una larga serie de pretores y cónsules; por lo tanto, el matrimonio de Aquila y Priscila podría ser un ejemplo de la influencia de los judíos instruidos entre las mujeres de la clase encumbrada de Roma.
El nombre de Priscila aparece primero (Hech. 18:18; Rom. 16:3; 2 Tim. 4:19), orden que se explicaría si ella hubiera sido de la nobleza romana. El hecho de que ella participara en la instrucción de Apolos (Hech. 18:26) sugiere que era una mujer culta.
No se puede establecer con seguridad si esta pareja fue convertida por Pablo, pero ciertos hechos sugieren que no fue así: (1) El registro guarda silencio en cuanto a que hubieran escuchado a Pablo, como lo hizo Lidia (cap. 16:14), un hecho que Lucas dificilmente hubiera omitido si así hubiese ocurrido. (2) El hecho de que Pablo se unió con ellos sin vacilación (cap. 18:3) aun antes de que hubiera comenzado a predicar en la sinagoga, podría implicar una actitud de simpatía de parte de ellos.
Claudio había mandado. El relato de la expulsión de los judíos de la ciudad de Roma (ver p. 82) es presentado por Suetonio con estas palabras: "Puesto que los judíos constantemente creaban disturbios por instigación de Crestus‚ él [Claudio] los expulsó de Roma" (Vida de los Cesares v. 25.4).
Una numerosa colectividad de judíos estaba establecida en aquel tiempo en la ciudad de Roma, al pie de la colina llamada Janículo. Ellos ejercían una influencia considerable sobre la clase alta o aristocrática de Roma; tenían sus propias sinagogas y lugares de oración (ver com. cap. 16:13); eran tolerados como religión licita (religión legalmente reconocida), y mantenían sus propios cementerios a lo largo de la Vía Apia.
La orden por la que fueron expulsados de Roma parece haber sido dada en forma repentina. Suetonio opinaba que la orden estaba relacionada con un hombre llamado en latín Chrestus (su pronunciación aproximada es Jrestus). Nada más nos informa Suetonio acerca de este hombre.
Pero en aquel tiempo los sonidos de las letras griegas "i" y "e" difícilmente se distinguían, y Tertuliano (Apología iii. 5) dice que el nombre griego Jristós a menudo era pronunciado como Jr'stós, "bueno", "util" o "amable".
Una posible explicación para el decreto de Claudio es que los cristianos llegaron a Roma, y luego se produjeron tumultos como los de Antioquía de Pisidia (cap. 13:50), Listra (cap. 14:19), Tesalónica (cap. 17:5-8) y Berea (cap. 17:13). El nombre de Cristo lo pronunciaban los que lo aceptaban como Mesías y también los que lo rechazaban.
Por consiguiente, los magistrados romanos, quienes al igual que Galión, parecían dar poca importancia a las cuestiones concernientes a nombres y palabras (cap. 18:15), fácilmente podrían haber llegado a la conclusión de que Cristo era el caudillo de uno de los partidos y haber pensado (como en Tesalónica, cap. 17:7) que aspiraba a un trono terrenal. Esta explicación aclararía el motivo de los tumultos, de la confusión de nombres y del decreto de expulsión (ver t. V, p. 72).
Aquila y su esposa habían estado en Roma antes de dicha expulsión, y como muchos de los judíos de Roma eran libertos (ver com. cap. 6:9), es probable que Aquila o sus padres pertenecieran a esa clase. Más tarde se sugiere que Aquila y Priscila habían regresado a Roma (Rom. 16:3).
Si regresaron fue después de haber estado con Pablo en Éfeso, porque estuvieron con él allí cuando escribió la primera carta a los Corintios (1 Cor. 16:19), y la casa en la cual vivieron estaba al servicio de los cristianos de Éfeso. Si Timoteo estaba en Éfeso cuando Pablo le escribió la segunda carta, Priscila y Aquila aún estaban en esa ciudad (2 Tim. 4:19). No se conoce nada más acerca de sus vicisitudes.
De acuerdo con los siguientes datos, puede formarse una idea en cuanto a quienes fueron los primeros predicadores de la nueva fe en Roma: (1) No pudieron haber pasado 25 años desde el nacimiento del cristianismo sin que los judíos de Roma recibieran alguna noticia definida acerca de lo que sucedía en Palestina, en donde el Evangelio estaba siendo predicado con notable éxito.
(2) Entre los presentes en el día de Pentecostés había "romanos aquí residentes, tanto judíos como prosélitos" (Hech. 2:10). (3) Entre los judíos de origen griego que discutieron con Esteban había libertos de Roma, y Esteban mismo pudo haber pertenecido a esa clase (ver com. cap. 6:5-9). (4) Andrónico y Junias, a quienes Pablo envía saludos, habían estado "en Cristo" antes que él (Rom. 16:7).
Por lo tanto, habría que buscar entre éstos a los fundadores de la iglesia de Roma, y no al apóstol Pedro a quien la tradición le asigna ese honor.
Todo indica que la teología de los cristianos de Roma era parecida a los grandes principios establecidos por Esteban, cuya comprensión del Evangelio influyó en Pablo.
Esto explicaría por qué fue tan fácil para Aquila y Priscila recibir al apóstol Pablo en Corinto. Es posible que muchos de los mencionados por Pablo en Rom. 16:3-15 fueran expulsados de Roma en tiempo de Claudio, pero que más tarde regresaron.
3. Se quedó con ellos. De acuerdo con el Talmud (Sukkah 51b), al menos en Alejandría, todos los que tenían el mismo oficio se sentaban juntos en los servicios de la sinagoga. Si llegaba un extranjero fácilmente podía encontrar a sus compañeros de oficio en la sinagoga y conseguir alojamiento con ellos. Si ésta era también la práctica en Corinto, como es probable, Pablo pronto encontró alojamiento y empleo con Aquila y Priscila.
Tiendas. Pablo pudo haber aprendido y practicado el oficio de hacer tiendas en Tarso, su ciudad natal. Esta ciudad era famosa en ese tiempo, y también más tarde, por la gran demanda de las ásperas telas de pelo de cabra, que se usaban para las velas de los barcos y para las tiendas. Los romanos las conocían como cilicium (cilicio) debido al nombre de la provincia de donde procedían.
La provincia del Ponto, de donde era oriundo Aquila, era famosa por la misma clase de telas. La suposición de que Pablo descendiera de una familia rica y hubiera recibido una educación superior, no contradice en nada el hecho de que se le hubiera exigido aprender un oficio, porque el proverbio rabínico, "el que no le enseña a su hijo un oficio, le enseña a ser ladrón", hizo que tal aprendizaje fuera casi universal en las familias hebreas. Por ejemplo, el gran Hillel fue carpintero.
Por esa razón Pablo estaba bien preparado para sostenerse con su trabajo en Corinto, como lo había hecho en Tesalónica, evitando así cualquier acusación de que lo movía algún interés material al predicar el Evangelio entre los griegos (1 Cor. 9:15-19; 2 Cor. 11:7-13; 1 Tes. 2:9). Quizá comenzó a trabajar en Corinto como jornalero, o tal vez como socio, en el taller de algún judío, puesto que Pablo era conocido en la ciudad de Corinto sólo como judío.
4. Discutía. Pablo siempre se dirigía primero a los judíos (ver com. cap. 13:5,14). Pero en Corinto, como más tarde en Éfeso (cap. 19:8-9), no se le permitió continuar predicando en la sinagoga todo el período de su permanencia en la ciudad (cf. cap. 18:7). Todos los días de reposo. Pablo estuvo en Corinto por lo menos un año y medio (vers. 11). Persuadía. O "trataba de persuadir".
Griegos. Gr. héll'n, "heleno". Probablemente no se está refiriendo a los judíos que hablaban griego, ni a prosélitos en el sentido literal del término, como lo hizo en otros lugares (ver com. cap. 11:20), sino a los paganos. Pablo pudo haberse encontrado en la sinagoga con algunos de éstos que eran temerosos "de Dios" (ver com. cap. 10:2), pero a muchos de ellos sin duda los encontró en su trabajo y en otras partes.
5. Cuando Silas y Timoteo vinieron. O "cuando Silas y Timoteo descendieron", esto es, "desde Macedonia". Según 1 Tes. 3:2, Timoteo aparentemente fue a Atenas para estar con Pablo, y fue enviado casi inmediatamente otra vez a Tesalónica para buscar más noticias de la iglesia de esa ciudad. Regresó con un buen informe de la fe y el amor de los tesalonicenses (1 Tes. 3:6). Fue quizá en ese tiempo cuando "los hermanos que vinieron de Macedonia" (2 Cor. 11:9) con sus dádivas, demostraron nuevamente su consideración y amor para Pablo.
Predicación de la palabra. Pablo conocía la Palabra de Dios, y se sintió impulsado a presentarla (cf. Sal. 39:3). No es seguro si hubo alguna relación entre la llegada de Silas y Timoteo y este impulso a predicar. No hay indicación de que los obsequios que le pudieron haber traído a Pablo hicieron que se ocupara menos en su oficio, y según 1Cor. 9 se puede desechar esta idea.
Sin embargo, es posible que estos regalos le hubieran permitido que por un tiempo se dedicara completamente a la predicación. Se sentía impulsado a predicar, y sin duda algunas palabras animadoras de Silas y Timoteo fortalecieron ese anhelo.
Testificando... que Jesús era el Cristo. Así destacaba que Jesús era el Mesías sufriente, el Salvador, una verdad que los judíos mucho necesitaban aprender.
6. Oponiendose. El verbo implica una gran oposición, como una fuerza que se coloca en orden de batalla. La oposición contra Pablo estaba bien organizada y era firme.
Blasfemando. Gr. blasfeméÇ, "hablar mal [de alguno]", "reprochar", "blasfemar". La palabra deriva de blax, "estúpido" y femí, "hablar". Un reproche sin fundamento es algo estúpido, y la blasfemia lo es en mayor grado. La blasfemia de los judíos en este caso implicaba maledicencia no sólo contra Pablo, sino también contra Cristo, lo cual era blasfemia en el sentido más pleno del término. Compárese con el uso de este verbo blasfeméo en 2 Ped. 2:2: "El camino de la verdad será blasfemado". La misma conducta, aunque se usa una palabra diferente, se describe en Hech. 19:9: "maldiciendo el Camino delante de la multitud". Estos disturbios reproducían lo que sin duda había pasado en Roma (ver com. cap. 18:2) y lo que había ocurrido en muchos otros lugares (cap. 13; 14; etc.). Un eco de las blasfemias puede encontrarse en la expresión "llama anatema a Jesús" (1 Cor. 12:3).
Sacudiéndose los vestidos. En cuanto al significado de este acto, ver com. Neh. 5:13; Mat. 10:14; Hech. 13:51. Este acto de Pablo -un judío-, frente a judíos, expresaba su indignación mejor que cualquier otra acción suya. Ese fue el último recurso de Pablo. Sus exhortaciones a la razón y a la conciencia encontraron únicamente una violencia brutal.
Sangre. Pablo usa la palabra "sangre" en sentido figurado, para significar "destrucción" (cf. Jos. 2:19). El pensamiento y la forma en que se lo expresa son esencialmente hebreos (ver com. Mat. 27:25). Compárese con el lenguaje de Ezequiel que define su responsabilidad como atalaya (Eze. 3:18-19).
A los gentiles. Ver com. cap. 13:46. Lo que Pablo dijo acerca de dejar a los judíos tenía, naturalmente, sólo una aplicación limitada y local. El apóstol no abandonó totalmente su trabajo entre ellos, sino que simplemente se negó a seguirles predicando en Corinto (cf. cap. 9:15; 19:8).
7. A la casa de uno. Pablo utilizó esta casa para enseñar y como lugar de culto. Probablemente aún vivía con Aquila y Priscila.
Justo. Un apellido romano (cf. com. cap. 1:23). La evidencia textual sugiere (cf. p. 10) el texto: "Tito Justo"; sin embargo, no hay razón para deducir que éste sea el mismo Tito de Gál. 2:3, a quien Pablo dejó más tarde en Creta.
El nombre Tito era muy común entre los romanos; pero el Tito que fue enviado a Creta estaba íntimamente relacionado con la iglesia de Corinto, como se deduce de 2 Cor. 7:14; 8:16,23. El Justo que aquí se menciona era un gentil incircunciso, como Tito, que asistía a la sinagoga y era varón "temeroso de Dios".
Temeroso. Del verbo Gr. sébomai, "reverenciar", "adorar". La forma de la palabra que aquí se usa se aplica a "prosélitos piadosos" (cap. 13:43) y a "griegos piadosos" (cap. 17:4; ver com. cap. 10:2). Por lo tanto, su casa era un lugar apropiado en el cual podían reunirse judíos y gentiles y al que sin duda los gentiles estaban más dispuestos a ir que a la casa de un judío.
Estaba junto. O "contigua". Evidentemente después de la oposición contra Pablo en la sinagoga de Corinto, escogió un lugar cercano para las reuniones, de manera que fuera fácil que asistiera cualquier judío que estuviera dispuesto a recibir el Evangelio. Pero esta proximidad también iba a ser una causa adicional para despertar odio, especialmente cuando el número de los que simpatizaron con Pablo comenzó a aumentar, y más aún después de que un dirigente de la sinagoga aceptó el Evangelio (vers. 8).
8. Crispo, el principal de la sinagoga. Era el jefe de la sinagoga. Se lo menciona en 1Cor. 1:14 como uno de los pocos a quien Pablo bautizó. Su destacada posición entre los judíos antes de su conversión, y el hecho de que toda su familia aceptara el Evangelio, lo hicieron notable entre los cristianos.
Creían y eran bautizados. La inflexión de estos dos verbos en griego sugiere un proceso continuo durante un período no especificado. Entre los conversos estaba Gayo (1 Cor. 1:14), que seguramente era un hombre de posición social más elevada que otros; se distinguía entre los cristianos por su hospitalidad y hospedó a Pablo en su segunda visita (Rom. 16:23). Los miembros de la familia de Estéfanas, las "primicias de Acaya" estaban aparentemente allí entre los primeros conversos (1 Cor. 16:15). A éstos los bautizó Pablo (1 Cor. 1:16).
También pueden contarse como convertidos entonces, o muy poco después, a los siguientes: Fortunato y Acaico (1 Cor. 16:17); Cloé, una distinguida conversa (1 Cor. 1:11); el hermano Cuarto y Erasto, el tesorero de la ciudad (Rom. 16:23); y Epeneto, también entre las "primicias de Acaya" (Rom. 16:5). Silas y Timoteo estaban con Pablo en ese tiempo, y sin duda bautizaron a la mayoría de los conversos (1 Cor. 1:14-16).
9. Entonces el Señor dijo. O "Y dijo el Señor". Aquí se registra otra visión dada a Pablo. A juzgar por las palabras del Señor, parece que por alguna razón el ánimo del apóstol estaba disminuyendo, y estaba en peligro de sufrir daño físico. Pablo recibió este mensaje de la misma forma como recibió el llamamiento macedónico (cap. 16:9,19); pero ahora el Señor se apareció personalmente a su siervo.
A Pablo se le dieron visiones de Dios en las grandes y diferentes crisis de su vida. Había visto primero al Señor Jesús en el momento de su conversión (cap. 9:4-6; cf. HAp 94). Más tarde escuchó la misma voz, y vio la misma forma en su visión en el templo de Jerusalén (cap. 22:17-21). Ahora ve y escucha de nuevo a su Señor.
No temas. "No temas más". Estas palabras implican que en ese momento Pablo experimentaba algún temor y depresión, y sentía muy pesada la carga de la tarea que estaba intentando hacer para su Señor. El mayor número de sus conversos era de la clase de los esclavos y libertos.
Aquellos que poseían una cultura semejante a la del apóstol -ya fueran judíos o griegos- eran lentos para aceptar su predicación (cf. 1 Cor. 1:26-27).
Sin duda Pablo corría el peligro de sufrir daño físico. Él ya había visto cómo las palabras ofensivas de los judíos se transformaban en violencia física, y esto fácilmente podría volver a ocurrir. El Señor se dirigió tiernamente a Pablo con las palabras: "No temas". Habla. O "sigue hablando".
Y no calles. O "no empieces a guardar silencio". En un momento de debilidad estuvo tentado a protegerse con el silencio cuando parecía que las palabras eran estériles. Pero esta visión fue un consejo al apóstol para que predicara aun con más constancia que antes. Nada debía detener el testimonio de Pablo. Elías también había pasado por una crisis similar de desánimo (1 Rey 19:4-14), y Jeremías también en más de una ocasión (Jer. 1:6-8; 15:15-21).
10. Yo estoy contigo. En el griego el pronombre "yo" es enfático. La orden que Jesús le había dado estaba acompañada de una promesa que satisfacía la necesidad de Pablo en ese momento.
Aunque los hombres estaban contra él, Cristo estaba con él. La promesa que se había dado a toda la iglesia, "He aquí yo estoy con vosotros todos los días" (Mat. 28:20), fue ahora repetida personalmente a Pablo: "Yo estoy contigo".
Aunque obedecer esta nueva orden significaba una vida de sufrimiento, estaba la seguridad de que los malos designios de los hombres serían refrenados, y que la obra de Pablo no sería permanentemente obstaculizada.
Hacerte mal. O "lastimarte", "hacerte daño". Cristo no le prometió a Pablo que lo libraría de los ataques, sino que no se le permitiría al enemigo que lo maltratara corporal Mente. Esta seguridad significaba para el apóstol lo que Eliseo había aprendido y proclamado siglos antes: "Más son los que están con nosotros que los que están con ellos" (2 Rey. 6:16).
Mucho pueblo. Estas palabras nos recuerdan aquellas que fueron dirigidas a Elías en su momento de debilidad. "Yo haré que queden en Israel siete mil" (1Rey. 19:18). En Corinto, aun entre aquellos más profundamente sumidos en los vicios (1 Cor. 5:10-11), había almas honestas que anhelaban ser liberadas y esperaban la exhortación al arrepentimiento. Pablo y sus compañeros debían proclamar esa exhortación.
Como en esa época Corinto era uno de los importantes centros de actividad comercial, humanamente hablando era vital que desde el comienzo la iglesia estableciera allí una posición firme.
La importancia y la extensión de la comunidad cristiana de Corinto puede verse en las epístolas que Pablo escribió después a esa iglesia. El Señor en su misericordia le dio a Pablo, por medio de una visión, la seguridad de que su predicación sería bendecida abundantemente. Él se reanimó, confortado y listo para cualquier tarea.
11. Se detuvo. Gr. kathízÇ, "sentarse", "establecerse en un lugar". El verbo sugiere permanencia y continuidad.
Un año y seis meses. El tiempo que Pablo estuvo en Corinto no sólo le dio la oportunidad de fundar y organizar una iglesia, sino también de trabajar en los distritos vecinos, como el puerto de Cencrea (Rom. 16:1). Además de predicar y enseñar a los corintios, Pablo probablemente escribió en ese tiempo las dos epístolas a los Tesalonicenses, consideradas como las primeras de sus epístolas, y quizá los primeros escritos del NT, a menos que a la Epístola de Santiago se le dé una fecha anterior.
El saludo de 2 Corintios: "a la iglesia de Dios que está en Corinto, con todos los santos que están en toda Acaya" (2 Cor. 1:1) claramente indica la diseminación del Evangelio más allá de los límites de la ciudad. Pablo reconoció este abundante fruto como el cumplimiento de la promesa que el Señor le dio en visión, lo cual lo preparó para la llegada de la próxima persecución.
12. Galión. Su nombre completo originalmente era Marco Aneo Novato, pero como fue adoptado por un romano rico llamado Lucio Junio Galión, fue conocido desde entonces como Junio Aneo Galión. Era hermano del filósofo estoico Séneca, tutor de Nerón. Séneca, oriundo de España, dedicó a su hermano, el procónsul, un ensayo sobre la "Ira" y otro sobre la "Vida bienaventurada".
Galión fue probablemente procónsul de Acaya en algún momento entre los años 51-53 (ver p. 101). Después que se retiró de Acaya como consecuencia de un ataque de fiebre (Séneca, Epístolas civ. 1)
Galión regreso a Roma. Al principio gozó del favor de Nerón, pero con el tiempo cayó bajo el desagrado del tirano y, según una tradición, fue ejecutado por ese emperador.
Otra tradición dice que prefirió suicidarse antes que ser ejecutado. Pero Tácito afirma que Galión sólo estaba "aterrado por la muerte [suicidio] de su hermano Séneca", e imploraba a Nerón que le concediera la vida (Anales xv. 73).
Procónsul. Lucas demuestra otra vez su exactitud característica en el uso de títulos oficiales. Acaya, que incluía toda Grecia al sur de la provincia de Macedonia, había sido en el tiempo de Tiberio una provincia imperial, y por lo tanto estaba gobernada por un procurador. Pero alrededor del año 44 d. C. una vez más había sido constituida en provincia senatorial por Claudio, como si ya no necesitara más control militar directo (Tácito, Anales i. 76; Suctonio, Vida de los Césares v. 25.3). Por eso en el tiempo de la visita de Pablo estaba otra vez gobernada por un procónsul.
Los judíos se levantaron de común acuerdo. Los judíos evidentemente esperaban que al presentarse en masa ante un tribunal para acusar a Pablo, podrían lograr que el apóstol fuera expulsado de la ciudad.
Tribunal. Era costumbre de los gobernadores romanos de las provincias presidir el tribunal en la plaza o en el foro, en ciertos días fijos (ver com. cap. 19:38), de manera que cualquiera pudiera apelar a ellos para que atendieran sus quejas. Aparentemente los judíos aprovecharon una ocasión tal. Pero a Galión le pareció que no era más que un grupo de judíos que acusaba a uno de su propia raza de alguna enseñanza errónea. Si el procónsul había llegado poco antes de Roma, allí seguramente habría escuchado de los problemas debidos a Chrestus (ver com. cap. 18:2), y consideraría que ésta era una disputa acerca de un asunto similar.
13. Este. Gr. hóutos, pronombre demostrativo que expresa muy bien el desprecio que deseaban inculcar en Galión.
La ley. Parece evidente que en esta apelación al procónsul, los judíos se referían no a la ley de Moisés, sino a la ley de Roma. Su razonamiento era que aunque los judíos habían sido desterrados de Roma debido a una medida política, el judaísmo aún era religio licita (religión lícita), tolerada y reconocida por el Estado romano. Por lo tanto, su acusación no era acerca de algún tema de la religión judía, sino que Pablo estaba predicando una nueva religión, no reconocida (cf. com. cap. 17:7).
14. Al comenzar Pablo a hablar. "Iba Pablo a abrir la boca". Una expresión común que se usaba para introducir formalmente un discurso (cf. Mat. 5:2; 13:35; Hech. 10:34). Pablo estaba a punto de emprender una metódica defensa, pero esto resultó innecesario.
Galión dijo. Es muy difícil que Galión pudiera haber residido algún tiempo en Acaya sin escuchar de la nueva religión cristiana. Sin duda estaba enterado de las dificultades de los judíos. Probablemente también conocía algo acerca de Pablo. Pero desde su punto de vista, como hombre de Estado y filósofo, éste no era un asunto que le competía. No intentó trazar una línea definida entre las religiones reconocidas y las no reconocidas por Roma.
Algún agravio o algún crimen enorme. Mejor "algún crimen o villanía". Las dos cosas que un magistrado hubiera tomado en cuenta, habrían sido: (1) algún delito (cf. cap. 24:20) o acto de injusticia, o (2) una conducta falta de escrúpulos que implicara un mal moral. Al juzgar tales asuntos habría estado desempeñando su deber como administrador de la ley romana y su equidad. Los dos delitos mencionados aquí se refieren a actos de maldad manifiesta, como un robo o asalto; la segunda tipifica aquellos hechos cuya principal característica es algún ardid fraudulento o una costumbre ilícita. Conforme a derecho. "Conforme a razón".
Yo os toleraría. Es decir "escucharía vuestro caso". El verbo se usa también como término judicial, como sinónimo de admitir una queja. Galión mostró con su lenguaje que los romanos se consideraban superiores a los tolerados judíos. Pero si su caso hubiese sido justificado, los judíos hubieran gozado del beneficio de tal tolerancia, y él habría investigado todos los pormenores que se relacionaran con su cargo y con la ley romana.
15. De palabras, de nombres. O "palabrería y nombres". Si los judíos hubiesen tenido la oportunidad, sin duda hubieran presentado muchos detalles concernientes a las enseñanzas de Pablo. Pero si Jesús era o no el Cristo, debía, según la autoridad romana determinarlo la teología, pues era un asunto que no competía a la ley civil. Si Galión había oído el nombre Chrestus en Roma (ver com. vers. 2), habría estado aún más dispuesto a imitar la conducta del emperador librándose de los disputadores judíos tan pronto como le hubiera sido posible (cf. cap. 23:29).
Vuestra ley. Literalmente "la ley [que es] según vosotros". Galión insinuó con su énfasis que comprendía lo que querían lograr apelando a la ley. Este caso incumbía más a la ley judía que a la romana, y él se negó quedar implicado.
Juez. La forma tajante en que Galión dio por terminado el caso dice literalmente: "Juez yo de estas cosas no estoy dispuesto a ser". La construcción sintáctica es enfática en griego. Galión rechazó ejercer jurisdicción en este caso, porque no competía a la ley romana.
En cuanto a cómo los romanos consideraban la vida y costumbres judías (cf. vers. 14), ver Tomo 5, paginas 62-64;
https://ministeriohnopio1.blogspot.com/2021/04/los-judios-del-primer-siglo-de-la-era.html
Tomo 6, paginas 61-62.
https://ministeriohnopio1.blogspot.com/2021/07/la-iglesia-cristiana-primitiva-19-73.html
16. Y los echó. Galión sin duda estaba sentado en la plaza o en el foro, con sus lectores y otros funcionarios a su alrededor, y ordenó que el lugar quedara despejado de esos fastidiosos disputadores acerca de "palabras y de nombres". Tenía demasiado que hacer en asuntos que le incumbían en la atareada vida comercial de Corinto.
17. Los griegos. La evidencia textual se inclina (cf. p. 10) por la omisión de la frase "los griegos".
Apoderándose. Este mismo verbo se usa en el cap. 21:30 para expresar la acción violenta de la turba en Jerusalén, e inmediatamente más tarde (vers. 33) para indicar la conducta del tribuno de la compañía al rescatar a Pablo.
Sóstenes. Este nombre era común. No es necesario que se lo identifique con el Sóstenes que aparece en 1 Cor. 1:1, aunque es posible que el caudillo de la persecución se hubiera convertido posteriormente, como en el caso de Pablo.
Principal. Aparentemente Sóstenes fue constituido en principal de la sinagoga después de la conversión de Crispo (vers. 8). Él pudo haber estado ansioso de mostrar su celo contra los cristianos presentando inmediatamente acusaciones contra Pablo ante el procónsul. Como vocero atrajo la atención de la multitud que lo rodeaba. Muchos de los que la formaban sin duda eran griegos.
Evidentemente, captaron el tono de desprecio de Galión, e imitaron su decisión adversa castigando duramente, por su cuenta, a Sóstenes. O también puede ser que los judíos se hubieran vuelto contra su nuevo líder después de su fracaso en este asunto (ver com. "los griegos"). Pablo sin duda tenía no pocos simpatizantes entre los gentiles. Como quiera que fuese, la multitud enfocó su atención en Sóstenes. Le golpeaban. O "comenzaron a golpearlo".
A Galión nada se le daba de ello. La declaración de Galión refleja la indiferencia de muchos hombres del mundo hacia la verdad revelada. Pero sus palabras no necesariamente significan que él fuera indiferente ante la religión. Reconoció los límites de su propia jurisdicción. Su decisión debió haber sentado un provechoso precedente para la extensión del cristianismo.
18. Detenido... muchos días. Literalmente "habiendo quedado días bastantes". Pablo había vivido y trabajado en Corinto en forma regular durante un año y seis meses (vers. 11). Después de este tiempo, o quizá durante la última parte fue llevado violentamente ante Galión. Después de esta crisis, el apóstol disfrutó de otro período de paz para trabajar.
A Siria. Los motivos de su viaje pueden haber sido los siguientes: (1) Así como lo hizo posteriormente (ver com. cap. 20:3-4), sin duda deseaba entregar en persona los donativos recogidos para los discípulos de Jerusalén (cf. Rom. 15:25-26; Gál. 2:10).
Es evidente que cuando Pablo resolvió regresar, quiso estar en Jerusalén tan pronto como le fuera posible, ya que rehusó permanecer en Éfeso, aun cuando su predicación era mucho mejor recibida por los judíos de allí que en muchos otros lugares. (2) Su reciente voto le imponía una visita al templo. (3) Querría informar los resultados de su trabajo entre los gentiles, especialmente en las distantes regiones de Macedonia y Acaya (cf. Hech. 15:4).
Priscila Aquila. Ver com. vers. 2.
Cencrea. El puerto oriental de Corinto, sobre el golfo Sarónico. Según Rom. 16:1 allí había una iglesia organizada. La gratitud con la cual Pablo se refiere a Febe y a su servicio cristiano (Rom. 16:2) indica que el apóstol se había relacionado íntimamente con esa iglesia que, probablemente, él había fundado.
Voto. No hay duda de que se trata de un "voto" privado, una forma modificada del voto nazareo temporal descrito en Núm. 6:1-21. Este voto exigía la separación del mundo y de la vida común ("nazareo" significa una persona "separada" o "consagrada"). Durante el tiempo de este voto, la persona no bebía vino, ni bebida fuerte, ni se afeitaba la cabeza ni el rostro.
Al concluir el período de su voto debía afeitarse la cabeza en el templo y quemar el cabello en el fuego del altar, debajo de su sacrificio. Los nazareos que se mencionan en Hech. 21:24 se raparon la cabeza después de haber cumplido su voto. A los que vivían a cierta distancia de Jerusalén parece que les era permitido cortarse el cabello, y llevar al templo el cabello que se habían cortado para ofrecerlo cuando les fuera rapado el resto del cabello.
Esto fue lo que hizo Pablo en Cencrea antes de emprender su viaje a Siria. Como se deduce de 1 Con 11:14, es obvio que Pablo consideraba que el cabello largo en los varones era una muestra de afeminamiento, pero el voto del nazareo necesariamente hacía que el cabello estuviera largo. Así que aunque él estaba cumpliendo el voto, lo hacía en forma modificada, rapándose la cabeza antes del viaje debido a la apariencia y a la costumbre, a menos que el período de su voto hubiera terminado en Cencrea.
La causa principal por la cual se hacían los votos era a menudo un profundo agradecimiento por haber sido salvado de un peligro. Ese peligro con frecuencia causaba temor. El temor, la promesa y la salvación se advierten en el registro del trabajo de Pablo en Corinto, y un voto de consagración al programa de predicar el Evangelio hubiera sido un resultado natural.
A diferencia de otras prácticas del judaísmo, Pablo no despreciaba ni condenaba las expresiones de sentimientos de consagración porque no las consideraba como formas de legalismo. También es posible que Pablo estuviera aplicando su principio de hacerse "a todos... de todo" (1 Cor. 9:22), y por lo tanto, como judío, estaba actuando de acuerdo con los judíos (vers. 20).
Un voto de nazareo demostraría a todos sus hermanos judíos que él no despreciaba la ley, ni enseñaba a otros judíos a despreciarla (ver com. Hech. 21:21-24).
19. Y llegó a Efeso. La evidencia textual favorece (cL p. 10) el texto "llegaron a Éfeso". La inflexión verbal griega que se traduce "llegó" es un término náutico que significa "arribar". Éfeso era una ciudad famosa, capital del distrito griego de Jonia y más tarde de la provincia romana de Asia. Fue el escenario de los últimos trabajos del apóstol, Juan. La ciudad estaba cerca del mar, sobre una colina que se elevaba en la desembocadura del Cayster, entre los ríos Hermos y Meandro.
Éfeso había sido una antigua colonia griega en la costa occidental del Asia Menor, pero en el siglo VI a. C. cayó en poder de los reyes de Lidia. Desde el principio fue un centro de adoración de Artemisa (la Diana romana; ver com. cap. 19:24), cuyo templo era visitado por peregrinos de todas las partes del mundo conocido.
El Oriente y el Occidente habían establecido durante siglos un estrecho contacto en Efeso. Allí la religión de los griegos adquirió un carácter más oriental, que contenía magia, misterios y hechicerías. En los días de Pablo, Éfeso era, con mucha ventaja, la ciudad más activa y popular del Asia proconsular. Allí vivían suficientes judíos para que hubiera por lo menos una sinagoga.
Los dejó allí. Probablemente Aquila y Priscila se quedaron por algún tiempo en Efeso. Para conocer sus diversos viajes, ver com. vers. 2.
En la sinagoga. Esta era la costumbre de Pablo. No podía abandonar a los suyos y, aunque constantemente se exponía a que lo trataran con dureza, de nuevo los buscó aquí tan pronto como llegó. Sin embargo, lo que Pablo predicó esta vez parece haber provocado menos hostilidad, pues los judíos de Éfeso le rogaron que se quedara por más tiempo (vers. 20). Tal vez el carácter cosmopolita de la población tuviera algo que ver con esta diferente actitud.
Discutía. Gr. dialégomai (ver com. cap. 20:7).
20. Le rogaban. Su deseo era una señal promisoria de una buena cosecha posterior. En ningún lugar, excepto en Berea, encontró Pablo una actitud más receptiva hacia la verdad que presentaba. Consideraba a los corintios como a niños que necesitaban ser alimentados con leche (1 Cor. 3:2), pero más tarde pudo declarar a los efesios "todo el consejo de Dios" (Hech. 20:27), porque eran capaces de compartir el conocimiento del misterio del Evangelio que él les predicaba (Efe. 3:4).
Con ellos. La evidencia textual (cf p. 10) establece la omisión de estas palabras. No accedió. Literalmente "no hizo ninguna seña afirmativa con la cabeza" esto eso no consintió.
21. Se despidió de ellos. La evidencia textual favorece (cf. p. 10) la omisión de las palabras: "Es necesario que en todo caso yo guarde en Jerusalén la fiesta que viene; pero..." Las palabras omitidas se consideran una inserción sugerida por un pasaje anterior (cap. 20:16). La aceptación de la validez de esta omisión hace innecesario disentir acerca de cuál pudo haber sido esta Fiesta judía.
Volveré. Tan pronto como Pablo tuvo la oportunidad, cumplió su promesa (cap. 19:1).
Si Dios quiere. Tanto Pablo como Santiago concuerdan en apoyarse en la voluntad del Padre que rige todas las cosas, hasta el punto de que casi usan la misma expresión (cf. Sant. 4:15). Para ellos significaba mucho más que la expresión Deo volente, "si Dios quiere", que en tiempos pasados fue tan frecuente en labios de los cristianos. Como una demostración de la voluntad de Dios por medio de la intervención restrictiva del Espíritu en cuanto a lo que Pablo esperaba hacer, ver Hech. 16:6-7.
22. Cesarea. Evidentemente este versículo abarca mucho. Sin duda en Cesarea se relacionó de nuevo con Felipe el evangelista. Fue huésped en el hogar de Felipe en Cesarea en una ocasión posterior (cap. 21:8).
Subió. O sea, desde esta ciudad de la costa a Jerusalén.
Saludar a la iglesia. Una breve noticia de su visita a lo que entonces era el centro de la vida y acción del cristianismo. Esta es la cuarta visita de Pablo a Jerusalén después de su conversión (cf. cap. 9:26; 11:30; 15:4; 21:17).
No se menciona que se hubiera celebrado una reunión de la iglesia como en el cap. 14:27, o que Pablo y sus compañeros hubieran presentado un informe de lo que habían estado haciendo. Ni siquiera se da el nombre de la ciudad, ni tampoco se dice nada acerca del cumplimiento del voto del apóstol.
Algunos sugieren que Pablo encontró una fría bienvenida, y que su posición en cuanto a la ley respecto a los cristianos de origen gentil le había hecho perder la simpatía de los cristianos de Jerusalén, quienes naturalmente eran celosos de la ley Pero esto es sólo especulación. Cualquiera que hubiera sido la razón, tan pronto como al apóstol le fue posible, se apresuró a participar de lo que debe haber sido el agradable compañerismo de los cristianos de Antioquía.
A Antioquía. El regreso de Pablo a Antioquía señala el fin de su segundo viaje misionero. Fue alrededor del año 52 (cf. p. 105).
23. Estar allí algún tiempo. La visita tuvo que haber durado varios meses. Algunos refieren a esta ocasión, la disensión que Pablo relata en Gál. 2:11-14, razonando que Pablo había estado ausente de Antioquía durante mucho tiempo, y que mientras tanto el partido judaizante había tenido tiempo de organizar un nuevo ataque contra la libertad de los gentiles.
Ejercieron presión vez tras vez sobre Pedro, y un factor de inestabilidad que persistía aún en su carácter fue la causa de que éste cediera a sus exigencias. Sin embargo, otros sostienen que este episodio ocurrió antes de que Pablo y Silas salieran de Antioquía después del Concilio de Jerusalén (ver com. cap. 15:39-40).
Salió. Antioquía es el punto de partida del tercer viaje misionero, como también de los dos anteriores (cap. 13:1-3; 15:36-40).
Galacia y.. Frigia. Sin duda Pablo viajó en la misma dirección que antes visitando de paso a Listra y Derbe antes de llegar al extremo norte del Asia Menor (ver Nota Adicional del cap. 16).
Confirmando. Pablo no sólo era un evangelista que fundaba nuevas iglesias; también era un pastor que mantenía un activo interés por el continuo bienestar de sus iglesias. Esta fue la cuarta visita de Pablo a algunas de estas iglesias que organizó en su primer viaje misionero (cap. 13:51; 14:6,21; 16:1,6).
24. Apolos. Probablemente un apócope de Apolonio o Apolodoro. Los versículos siguientes, que constituyen un paréntesis, proporcionan el antecedente de lo que ocurrió más tarde. Los hechos que el NT presenta acerca de Apolos sugieren que ocupó un lugar destacado en la iglesia primitiva. Su influencia como maestro cristiano se hizo sentir mucho en Corinto. Pablo menciona que sus seguidores formaban allí no partido (1 Cor. 1:12; 3:5; 4:6).
Natural de Alejandría. Literalmente "alejandrino de raza". Fue en Alejandría donde eruditos judíos tradujeron el AT al griego, lo que resultó en la llamada Versión de los Setenta (LXX). Alejandría era un gran centro cultura; poseía una de las bibliotecas más grandes del mundo antiguo. El filósofo Filón, de Alejandría, fue un sobresaliente líder intelectual entre los judíos. Filón vivió hasta cerca del año 50 d. C., por lo tanto, es posible que Apolos hubiera estado bajo su influencia.
Elocuente. Gr. lógios", erudito", "elocuente". Cualquiera de estas traducciones da sólo parte de la idea de la palabra. Era instruido y podía usar su erudición en forma efectiva. Poderoso. Gr. dunatós, "capaz", "fuerte".
25. Había sido instruido. Gr. kat'jeÇ "proclamar desde arriba", y por extensión, "enseñar oralmente". Esta palabra, de la cual deriva "catequizar", implica que Apolo había sido enseñado por alguien además de haber estudiado por sí mismo el AT.
Según Josefo (Anigüedades xviii. 5. 2) la enseñanza y el bautismo de Juan produjeron un gran efecto entre los judíos. Por lo tanto, no es sorprendente que en Jerusalén y en Éfeso hubiera judíos que habían aceptado la enseñanza de Juan el Bautista acerca de Jesús.
Pero esa instrucción sin duda era reducida. Ellos sabían que Juan bautizaba en preparación para el reino venidero; habían oído que señalaba a Jesús como el Cordero de Dios; y sabían de la voz que vino del cielo cuando Jesús fue bautizado. Pero Juan había sido decapitado poco tiempo después de esto y Jesús había sido muerto en el Calvario.
Muchos de los discípulos de Juan tal vez no sabían lo que había sucedido más tarde con el mensaje de Cristo: la fundación de su iglesia, los ritos del bautismo y de la Cena del Señor, el derramamiento del Espíritu Santo, la enseñanza concerniente a la conversión después del arrepentimiento y la recepción del don de la salvación por la gracia mediante la fe.
El mismo Juan el Bautista había comprendido oscuramente lo que Jesús presentaba sobre esos asuntos, porque un día envió mensajeros para preguntarle al Señor: "¿Eres tú aquel que había de venir, o esperaremos a otro?" (Mat. 11:3).
Camino. Todo aquel que anduviera en el camino" de Juan necesitaba conocer muchas cosas concernientes al "camino" del Señor. La frase se usa en un sentido semiliteral como en la frase "hombres o mujeres de este Camino" (ver com. cap. 9:2); un equivalente a lo que hoy día se llamaría la religión cristiana.
Espíritu fervoroso. O "ferviente en espíritu" (cf. Rom. 12:11, donde la palabra "espíritu" también se refiere al espíritu del hombre, no al Espíritu Santo de Dios).
Hablaba y enseñaba diligentemente. O con precisión", "con esmero".
Lo concerniente al Señor. La expresión el camino del Señor" es una traducción de palabras del AT (Isa. 40:3), citadas por los escritores evangélicos acerca de la predicación de Juan (Mat. 3:3; Mar. 1:3; Luc. 3:4; Juan 1:23). Apolos pudo haber proclamado con mucha precisión lo que Juan había predicado acerca del venidero reino de los cielos, guiado por su propio estudio del AT.
Pudo haber demostrado cómo Juan había señalado a Jesús, y haber relatado muchas de las obras y las palabras de Cristo como evidencia de que Dios estaba enviando profetas superiores a los que los judíos habían tenido por mucho tiempo, y que por lo tanto la vida de Cristo era un testimonio de que la redención estaba cerca. Pero quienquiera que hubiera sido el maestro de Apolos, no había llevado a su alumno más allá del mensaje del Bautista, quien reconoció a Jesús como el Cristo.
No hay duda de que a Apolos le había parecido que Cristo era el caudillo de un judaísmo supremo que retenía los rasgos distintivos de la antigua religión. Sin duda aún no había aprendido que "la circuncisión nada es" (1 Cor 7:19; cf. Gál. 5:6) y no comprendía que el sistema de sacrificios había desaparecido (Heb. 8:13).
Conocía. Gr. epístamai, "estar versado en", "conocer bien".
El bautismo de Juan. En la palabra "bautismo" debe incluirse la idea del conocimiento religioso y las experiencias que lo acompañan, de lo cual el bautismo es una introducción. Las palabras están llenas de significado pues muestran que la obra de Juan el Bautista, como precursor de Cristo, había ido más allá de lo que el relato evangélico indica. Ciertamente había llegado hasta Alejandría. En cuanto a las limitaciones de este bautismo, ver com. "había sido instruido".
26. Hablar con denuedo. Se necesitaba denuedo porque todos los judíos no estaban dispuestos de ningún modo a escuchar las declaraciones concernientes a la venida del Mesías. El expositor debía estar preparado con erudición y elocuencia, y ser valiente para tratar este tema, respecto al cual los judíos habían sido engañados vez tras vez por impostores.
Priscila y Aquila. Evidentemente Priscila tuvo una parte activa en la instrucción de Apolos, lo que indica que era una mujer que se destacaba por su poder y fervor entre los cristianos. Aquila y Priscila aparentemente continuaban asistiendo a los servicios de la sinagoga. Cuando Apolos apareció allí como maestro y comunicó su mensaje (cf Hech. 13:14-15), lo escucharon y se sintieron atraídos hacia él.
Le tomaron. Puesto que Apolos había progresado tanto en el conocimiento del mensaje de Juan, tuvo que haber simpatizado mucho más con Aquila y Priscila en su posición respecto a Cristo, que con los judíos que no habían llegado hasta ese punto. Estaba preparado para aceptar al Mesías, pero no comprendía en qué forma Jesús había cumplido todo lo que implicaba ese calificativo.
Expusieron. O "manifestaron", "explicaron".
Más exactamente. Mejor "con más exactitud".
El camino de Dios. Lo que ellos le expusieron a Apolos fue lo que habían aprendido de Pablo, y quizá también mediante su relación previa con los cristianos de Roma (ver com. vers. 2).
Sin duda esto incluía las doctrinas de la salvación por la gracia, la justificación por la fe, el don del Espíritu Santo después de la conversión y el bautismo, y el significado y la necesidad de la Cena del Señor.
Esto indudablemente significó que Apolos, que antes sólo conocía el bautismo de Juan, fuera rebautizado en "el nombre del Señor Jesús" como sucedió con los doce discípulos que figuran en otro pasaje (cap. 19:1-7).
27. A Acaya. Probablemente a Corinto, la principal ciudad de Acaya. Lo que dice Lucas más adelante (cap. 19:1) y la referencia a Apolos en 1 Cor. 1:12, confirman que fue a Corinto. La preparación de Apolos, su capacidad natural, su instrucción y su experiencia lo calificaban para llevar adelante allí una obra similar a la que Pablo había hecho en Atenas.
No hay registro de que Apolos fuera enviado como apóstol, pero algunos de los hermanos de Corinto llegaron a considerarlo como igual a Pablo (1 Cor. 1:12). Por eso en aquella iglesia surgió un fuerte sentimiento partidista que Pablo censuró (1Cor. 3:3-17).
No hay base para suponer que Apolos creó esa situación, pues Pablo habla de Apolos como que hubiera regado lo que él había plantado (1 Cor. 3:6). Puede ser que el conocimiento que Apolos tenía del espíritu de partidismo en la iglesia, hiciese que no estuviera dispuesto a regresar a Corinto (1 Cor. 16:12).
Escribieron. Este es el primer registro de lo que llegó a conocerse como "carta de recomendación" (ver com. 2 Cor. 3:1; cf. Rom. 16:1-2; Col. 4:10 escrita por una iglesia a otra en favor del portador de la recomendación. Eran las "credenciales" de aquel tiempo. El hecho de que la iglesia de Efeso estuvo dispuesta a darle a Apolos una carta tal, muestra la excelente impresión que había causado mientras estuvo allí.
Fue de gran provecho... por la gracia. También podría traducirse: "Por la gracia ayudó mucho a los que habían creído". Esta traducción sugeriría que por medio de la gracia de Dios, que actuó en los dones de sabiduría y elocuencia, Apolos fue capaz de conducir a los hombres a una experiencia más profunda en Cristo. Esto corresponde exactamente con lo que Pablo dijo de la relación de Apolos con su obra: "Yo planté, Apolos regó;... yo como perito arquitecto puse el fundamento, y otro edifica encima" (1Cor. 3:6,10).
28. Con gran vehemencia refutaba. Gr. diakatelegjomai, "refutar dialogando", "convencer a fondo". Apolos sometió las objeciones de los judíos a la luz de las Escrituras, y las refutó. Condujo a los judíos a la misma conclusión a la que Pablo los había instado a llegar. Su método no era quizá como el de Pablo debido a la diferencia de su personalidad. Sus labores naturalmente atraían adeptos que seguían al nuevo predicador, y quizá ganó más conversos que los que Pablo había hecho mediante sus tareas de evangelización.
Apolos no vuelve a aparecer en el libro de los Hechos, por lo tanto debería indicarse aquí lo que se conoce de su historia posterior. Aunque su nombre fue usado en Corinto como el lema de un partido, Pablo no señala diferencias doctrinales entre él y Apolos; y puesto que ambos habían disfrutado estrechamente de la simpatía de Aquila y Priscila, tal vez no hubo ningún desacuerdo.
Según 1 Cor. 16:12 parece que Apolos finalmente regresó a Éfeso, quizá con cartas de recomendación de la iglesia de Corinto (2 Cor. 3:1). Pablo confiaba en él, como lo demuestra su deseo de que pudiera volver de nuevo a Corinto con Estéfanas, Fortunato y Acaico (1 Con 16:12,17).
Apolos desaparece después de la escena hasta casi el final de la carrera de Pablo. Podemos creer que todos esos años estuvieron plenos de una labor evangelizadora activa como la que había llevado a cabo en Efeso y en Corinto. Pablo lo menciona (Tito 3:13) casi al concluir su ministerio (c. 67 d. C.). Estaba en compañía de Zenas, intérprete de la ley de uno que como Apolos, tenía una sólida reputación como profundo conocedor de la ley, ya fuera judía o romana (ver com. Mat. 22:35; t. V, p. 57).
El afecto de Pablo por Apolos evidentemente continuó, pues le pidió a Tito que le diera toda la ayuda posible.
Apolos había estado trabajando en Creta y, aparentemente, había congregado en torno de él un selecto grupo de discípulos a quienes Pablo distingue entre los que colaboraban con el apóstol (Tito 3:13-14).
Jesús era el Cristo. Ver com. vers. 5; cap. 17:3. (6CBA).
COMENTARIOS DE EGW
1-18. HAp 198-206. CORINTO.
https://elaguila3008.blogspot.com/2019/03/capitulo-24-corinto.html
18-28. HAp 218-227. APOLOS EN CORINTO.
https://elaguila3008.blogspot.com/2019/04/capitulo-26-apolos-en-corinto.html
Ministerio Hno. Pio
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