Por
lo cual, hermanos, tanto más procurad hacer firme vuestra vocación y elección;
porque haciendo estas cosas, no caeréis jamás. (2Pedro 1:10).
La obra de
transformación de la impiedad a la santidad es permanente. Día tras día Dios obra la
santificación del hombre, y éste debe
cooperar con Él, haciendo
esfuerzos perseverantes a fin de cultivar buenos hábitos. Debe añadir Gracia
Sobre Gracia; y mientras
obra así según el plan de adición, Dios obra en su favor mediante
el plan de multiplicación.
Nuestro Salvador está
siempre dispuesto a oír y contestar la oración
que eleva el corazón contrito, y multiplica para los fieles su gracia y
su paz.
Gozosamente derrama
sobre ellos las bendiciones que necesitan en sus luchas contra los males que los acosan.
Hay Quienes
Intentan Ascender La Escalera Del Progreso Cristiano, Pero mientras avanzan, comienzan a depositar
su confianza en el poder del
hombre, y pronto pierden de vista a Jesús, el autor y consumador de la fe. El resultado es el fracaso, la pérdida de todo lo que
se había logrado.
Ciertamente es
triste la condición de los que habiéndose cansado del camino, permiten al enemigo de las almas que les
arrebate las virtudes cristianas que habían
desarrollado en sus corazones y en sus vidas.
"Pero el que no tiene estas cosas -declara el apóstol- tiene
la vista muy Corta; es ciego,
habiendo olvidado la purificación de sus antiguos pecados" (2 Pedro 1:9).
El apóstol Pedro había tenido una larga experiencia en las cosas del
Señor, Su fe en el poder salvador de Dios se había
fortalecido con el transcurso de los años, hasta que hubo probado, más allá de toda duda, que no hay posibilidad de fracasar para el
que, al avanzar por fe, asciende peldaño
tras peldaño, siempre
hacia arriba y hacia adelante, hasta el último tramo de la escalera, que llega a
los mismos portales del cielo.
Por Muchos
Años Pedro Había Insistido Ante Los Creyentes Acerca De La Necesidad De
Crecer Constantemente En La Gracia Y En El
Conocimiento De La Verdad; y ahora, al
saber que pronto iba a ser llamado a sufrir él o por causa de su fe, llamó una vez más la
atención de ellos a los
preciosos privilegios que están al
alcance de todo creyente.
Con plena certidumbre
de fe, el anciano discípulo exhortó a sus
hermanos a tener
firmeza de propósito en la vida cristiana. "…Procurad
-rogaba Pedro- hacer firme vuestra
vocación y elección; porque haciendo estás cosas, no caeréis jamás.
Porque de esta
manera os será otorgada amplia y
generosa entrada en el reino
eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo" (2 Pedro 1:10,11).
¡Preciosa seguridad! ¡Gloriosa es la esperanza del creyente mientras avanza por fe hacia las
alturas de la perfección cristiana! -Los hechos de los apóstoles, págs. 439-441.
RJ307/EGW/MHP 308